El increíble caso de Barnaby Brocket, de John Boyne

Ser diferente no es malo, en realidad, todos somos diferentes. Esta es la moraleja segura de un libro que crea y se recrea en percibir el mundo desde los ojos de una persona diferente al resto, lo que ocasiona toda una aventura alrededor del mundo y el debate interno del protagonista: ¿normalidad o diferencia?

John Boyne nos presenta El increíble caso de Barnaby Brocket (The Terrible Thing that Happened to Barnaby Brocket, 2012) bajo la apariencia de un narrador irónico típico de estos relatos infantiles-juveniles y que ha impregnado también al cine, baste recordar la adaptación de los libros de Lemony Snicket, Una serie de catastróficas desdichas (Lemony Snicket's A Series Of Unfortunate Events, Brad Silberling, 2004). La historia tampoco es realmente original, tenemos multitud de ejemplos de la defensa hacia lo diferente, algo que ya estaba presente en la obra de Boyne que se convirtió en best seller, El niño con el pijama de rayas (The Boy in the Striped Pyjamas, 2006), y que podemos encontrar también en otras obras del mismo carácter que la que hoy reseñamos, como es el caso de la película Matilda (Danny DeVito, 1996). 

La mejor baza del autor es la ternura que desprende su personaje y cómo es capaz de mostrarnos con su escritura la visión de un niño de ocho años muy especial: un niño que flota constantemente, ignorando las leyes de la gravedad. Barnaby Brocket crece en una familia normal, que pretende ofrecerse como el perfecto modelo para todos sus vecinos, aunque la realidad sea distinta; como nos mostrarán los capítulos centrados en los padres, es la represión autoimpuesta por ellos lo que les ha convertido en seres detestables, fruto, a su vez, del rechazo a sus modelos paternos. Aquí podemos percibir la crítica hacia los extremos, pues ni la vagancia absoluta, ni la dedicación exclusiva, ni la normalidad impuesta acaban en buen término. 

Barnaby sufrirá el rechazo de sus padres, no de sus hermanos ni de su perro, y eso lo llevará a una aventura en la que su meta es el reencuentro familiar, aún conociendo el motivo de su inesperado viaje. En esa travesía por el mundo encontrará a otras personas que han sufrido o sufren por ser diferentes, haciendo un repaso al rechazo que en tantos lugares ha provocado la homosexualidad, las personas con algún defecto físico, las personas con alguna cualidad anómala o los ancianos que se empeñan en seguir viviendo y disfrutando de esa vida, por no hablar del claro desprestigio de los científicos-astronautas, especialmente en el caso del ex-futbolista, o de los artistas aún no (re)conocidos.

Pero no debemos olvidar que es una novela de corte juvenil. La ternura que desprende a través de estas historias no oculta la moraleja, que sirve mucho a ciertas edades, pero que resulta excesivamente evidente en una lectura que busque algo más complejo sobre la condición humana, a esos lectores seguramente les pueda parecer cargante en la repetición de situaciones, cuanto menos, poco creíbles. Boyne consigue un relato ameno, entretenido y agradable, sin exigencias. Al final todo se trata de una decisión: ¿ser normal o ser especial? Cualquier respuesta a esa pregunta conlleva un sacrificio que deberá afrontar Barnaby, aunque sus consecuencias solo queden en la imaginación del lector.

Escrito por Luis J. del Castillo