En los difíciles años treinta, Jacob se encuentra perdido. Sin familia y con un futuro truncado, llega por casualidad a un circo ambulante en el que acaba trabajando como veterinario. Envuelto por el fascinante espectáculo de los Benzini, transcurren años de éxito y, a su vez, de penuria. Jacob también conocerá ese mundo difícil que se esconde tras el telón, la amistad e, incluso, el amor imposible. Pasen y vean: romance, lucha, crítica social, tragedia y humor integran esta gran función que conmueve y asombra por igual.
Ambientada durante la Gran Depresión estadounidense, Francis Lawrence emplea el mundo del circo como comparación de la felicidad y comodidad en las que había estado viviendo la sociedad estadounidense durante los felices años veinte. Igual que los espectadores deben abandonar el recinto terminada la función para regresar a sus vidas, la caída de la bolsa de Nueva York supuso un gran retroceso para todos ellos, testigos de la realidad oculta en esos años pudientes. Por otra parte, seremos testigos de que, pese a que se nos anuncia como una típica película romántica, que incluso comienza con un narrador similar a películas como El diario de Noa o Titanic, el romance queda en un segundo plano, compartiendo escena con críticas a la sociedad tirana que se presenta en el circo o el maltrato animal, donde simplemente actúan de escaparate frente a un público que ignora las condiciones de vida que soportan detrás.
Jacob, el protagonista, está encarnado por el conocido Robert Pattinson en su versión de joven, cuyo papel lo representa de forma correcta con un carácter luchador y actitud similares a películas anteriores, como Recuérdame. Por su parte, el Jacob anciano, representado por el veterano Hal Holbrook, es más reflexivo, tiende al monólogo interior y nos proporciona algunos fragmentos verdaderamente emotivos. Cabe destacar que los capítulos narrados por nuestro protagonista de joven conceden una mayor relevancia al contexto vivido en aquel entonces que a su propia historia personal, lo que la convierte en una película puramente social. Sin duda, supone una maravillosa fábula sobre la vida de un hombre, Jacob Jankowski, narrada desde dos espacios temporales diferentes, pero íntimamente relacionados.
Marlena (Reese Witherspoon) es la protagonista femenina y estrella del espectáculo más bello del circo. Su papel comienza a la sombra de su marido, el director y responsable del show, August Rosenbluth (Christoph Waltz), aunque poco a poco, y gracias a la valentía de Jacob y a la pasión que ambos comparten por los animales, se enfrenta al carácter tirano y obsesivo de su marido. Sin embargo, no deja de quererlo, siendo la que mejor comprende la maldad y las circunstancias de August, que se deja llevar más por el interés y sus celos que por el amor que le profesa su mujer. Tensión, secretos e intriga son los elementos que conforman la última parte de la película, en la que, pese a la obviedad con la que pensamos que acabará la historia, estaremos expectantes por ver cómo se desarrolla todo para llegar a dicho fin.
Se trataba de una época en la que el circo era un espectáculo destinado a un público adulto y no infantil, un tiempo en que las personas mayores buscaban la fascinación y la esperanza debajo de una carpa. Es un reflejo que capta muy bien la película, ya que el apartado técnico y fotográfico resulta totalmente conseguido. Al finalizar la película, recordaremos que no debemos dejar pasar ese tren que se nos presenta en el camino, porque puede cambiar todo el devenir de nuestra vida, tal y como le ocurre al pobre Jacob.
Escrito por Mariela B. Ortega
Escrito por Mariela B. Ortega
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