En Murió por los pelos descubriremos una historia tan surrealista como la de Manuel Cantera, un funcionario sin funciones que se verá envuelto en una trama de calvos y asesinatos de la que logrará sobrevivir usando su imaginación y su increíble capacidad de improvisar. Cantera tiene que conseguir la fórmula que los jíbaros utilizan para reducir las cabezas de sus enemigos, una poción que curará para siempre la alopecia y que promete beneficios millonarios a aquellos que obtengan su patente.
Así, para conseguirla tendrá que viajar a lo más recóndito de la selva de Ecuador en busca de la comunidad indígena que ya en el pasado le acogió y que conserva el secreto ancestral que evita la caída del cabello. Una vez de vuelta en España, Manuel deberá esquivar todas las trampas a las que le somete una multinacional sin escrúpulos, la misma que ha raptado a su novia y que amenaza con hacerla desaparecer.
Sin llegar a ser un héroe, Manuel sale invicto de su peculiar aventura. Siendo un trabajador normal, con un trabajo aburrido en un museo sin fecha de apertura, una extraña llamada cambiará su vida hasta el punto de ponerla en peligro. Asesinatos, crítica social, a la ambición económica, exclusión social e incluso la vida en otras culturas son temas que Nacho Docavo abordará en esta aventura. El protagonista afronta su situación con desparpajo, con un vocabulario cotidiano y con un toque humorístico que hará que la previsible tragedia acabe convirtiéndose en una delirante historia que roza lo cómico.
Ejemplo de tribu jíbara |
Es destacable también el conocimiento que demuestra Nacho Docavo en el ámbito histórico y en la historia del arte en general, además de su afición por la etnografía y la vida de los pueblos indígenas, como se puede ver en el transcurso del viaje de Manuel a Ecuador y su convivencia con la tribu de los jíbaros. Una documentación amena y concisa que concuerda así con la breve extensión del total de la novela.
Y es que Nacho Docavo estudió Etnografía y, desde entonces, se dedica a recorrer el mundo, conviviendo entre gentes y tribus de los cinco continentes. Fruto de sus viajes y otras investigaciones, son varios los libros en los que realidad y fantasía se mezclan en un curioso género de viajes y aventuras al que a Docavo le gusta llamar etnointriga. En 1994 ganó el primer premio de relatos de la terraza Conde de Barajas con el cuento Las voces perdidas. Su libro, Murió por los pelos, quedó finalista al año siguiente en el premio de narrativa convocado por el programa El Ojo Crítico, de Radio Nacional de España.
Nacho Docavo |
En definitiva, una breve novela, divertida y previsible a partes iguales, que nos entretendrá lo justo y en la medida de lo que ofrece, sin grandes pretensiones y que, seguramente, pasará sin pena ni gloria en nuestro recuerdo lector.
Escrito por Mariela B. Ortega
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