Hoy cerramos este ciclo con la última entrega de la trilogía, Regreso al futuro III. Sin duda, supone el fin de una saga que marcó historia en el mundo cinematográfico y la apuesta más importante para finales de la década de los ochenta y principios de los noventa. En esta última parte, a Doc se le avería el DeLorian, acabando atrapado en la época del salvaje oeste. Por su parte, Marty McFly está en 1955 cuando recibe una carta escrita por Doc en 1885. En ella, Doc le pide que arregle el coche, pero que no vaya a rescatarlo ya que en el pasado Western ha encontrado su sitio. Sin embargo, el joven McFly no dudará en ir en su búsqueda cuando descubre una trágica noticia que cambiaría el futuro de su amigo.
Sin duda, esta película homenajea al mundo del Western, el único género que no existía antes de la aparición del celuloide. La idea de que Marty terminara viajando a finales del siglo XIX fue del propio protagonista, Michael J. Fox, cuando respondió en una entrevista que le gustaría viajar en el tiempo para conocer el viejo oeste y sus vaqueros. Una afirmación que se quedó en la memoria de Zemeckis y supo rescatar con acierto para el final de esta trilogía. Además, Christopher Lloyd considera esta película su favorita de las tres por maravillarle también el mundo del western.
La película encadena perfectamente con los últimos acontecimientos ocurridos en su predecesora; Marty se verá obligado a trasladarse cien años en el pasado a 1885, yendo a parar a un Hill Valley en construcción y en el que se encontrará con sus tatarabuelos y con el antepasado de Griff, Bufford Tannen, un temido pistolero que, como ya ocurriera en las anteriores entregas, se establecerá como el pesado antagonista de nuestro héroe.
Y es que en esta última parte encontraremos un cambio de aires, no ya sólo de época, sino también de argumento; pese a tener el elenco del reparto al completo, el cambio de escenarios y de personajes hace que las tramas se diferencien considerablemente a las dos anteriores, marcando una mejora de argumento y de versatilidad respecto a la segunda parte y recuperando, a su vez, la frescura y diversión que caracterizó a la primera parte.
En ese cambio de argumento destaca el peso que Doc gana en la trama del film, así como la relación que surge entre él y Clara (Mary Steenburgen), que puede resultar demasiado precipitada y poco creíble, pero que marca la diferencia entre el alocado científico de las dos primeras películas y el hombre que se enamora al final de la trilogía. Por su parte, Marty acaba madurando a lo largo del tiempo y siendo totalmente responsable de su futuro, gracias a que Doc le deposita el destino en sus manos. Además, hay elementos brillantes que no cambian, como los innumerables guiños al género y a personajes importantes en el futuro, como a Michael Jackson o Clint Eastwood.
Sin duda, un broche de oro para culminar una entretenida saga considerada una de las trilogías más importantes del cine.
Escrito por Mariela B. Ortega
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