Las vidas de los escritores que nos han deslumbrado con historias universales siempre han resultado interesantes para el mundo cinematográfico, sobre todo teniendo en cuenta el interés biográfico que una parte de la crítica literaria siempre ha suscitado por estos autores. Los hechos verídicos que rodean la creación de una obra pueden resultar así realmente interesantes para crear una película, como resulta ser Descubriendo Nunca Jamás, sobre la vida del famoso autor de Peter Pan, Sir James Matthew Barrie.
Este film de 2004 no es el primero, ni será en último, en acercarse a la figura de un escritor, incluso aquí ya hemos hablado de Tierras de Penumbra, sobre un periodo en la vida de C. S. Lewis. Ambas películas comparten características, quizás por contener historias similares, aunque la dirigida por Marc Forster presta más atención a la creación de la obra más célebre de Barrie, Peter Pan, fruto de su relación con la familia Llewellyn-Davies. El director que apostó por esta historia se había hecho conocido con Monster's Ball (2001), tras la cual estrenaría este film con considerable éxito. En la actualidad, tras haber realizado Quantum of Solace (2008) dentro de la serie de James Bond, ha dirigido Guerra Mundial Z (2013).
Barrie: Los niños nunca deberían ir a la cama, cuando despiertan son un día más mayores.
Lejos de la acción y los thrillers en los que el director se ha visto envuelto en los últimos años, aquí tenemos una pieza más dedicada a la emoción y a los sentimientos, pero sobre todo, a la imaginación y a los sueños. El mundo de Nunca Jamás se deja vislumbrar gracias a Barrie, interpretado por un Johnny Depp menos esperpéntico de lo habitual en sus últimos papeles, y que nos regala una actuación digna. Su personaje es, sin duda, el centro de la historia, el que más se explora, y, sin embargo, el gran incomprendido. No lo podemos valorar por lo que piensa, pues pocas veces lo cuenta, pero sí podemos verlo, descubrir junto a él ese Nunca Jamás que crea junto a los niños. La película nos deja esa comparación entre el estreno de su obra anterior y el de Peter Pan, incluyendo para ello el breve papel de Eileen Essell como la señora Snow, que nos deja en su segunda intervención una brillante conversación con Depp, donde sin duda queda reflejado el propósito de Barrie con su obra.
Señora Snow: Ya sólo queda la labor del cocodrilo y su "tic tac", el tiempo nos termina dando caza a todos
Alrededor del escritor, otros personajes por los que sobrevuela el argumento, trazando pinceladas sueltas. No hay actuaciones brillantes, sobre todo por la poca profundidad que se les otorga, salvando al pequeño Peter, interpretado por un Freddie Highmore que se estaba dando a conocer con esta actuación tan lograda. No obstante, el film, pese al melodrama, planea superficialmente por las circunstancias de sus personajes, insinuando, enseñando, pero sin dar explicaciones, aligerando la marcha y siguiendo siempre el rastro, las dudas y las emociones de Barrie, combinando la tristeza, que aumenta según avanza el film, con los momentos de humor, que nunca se pierden. Se logra así un film que deja algunas dudas, pero que logra emocionar, que acabe con la sensación de lo necesaria que es la magia, volver a encontrarse con ese Peter Pan que era el autor.
Nos deja así el film a un autor un tanto idealizado, en contra de las convenciones sociales que trataron de tacharlo, pese a que la historia finalmente ha mostrado que no fue deshonesto en sus acciones. También se toman algunas licencias para aumentar el drama y se tacha a personajes como Mary Ansell Barrie o Emma du Maurier por pertenecer a esa alta sociedad estricta, aunque también se haga de forma equivocada, dadas las razones que ambos personajes muestran. Julie Christie dibuja una Emma luchadora y estricta, que sólo muestra su verdadero carácter al final, y Radha Mitchell actúa como la esposa de Barrie de una forma un tanto anodina, pasando por encima y sin llegar a transmitir lo que sería necesario para su papel.
Barrie: Cuando se atisba un resquicio de felicidad siempre hay alguien que quiere destruirlo.
Al otro lado, tenemos a Kate Winslet que crea a una madre cariñosa y, a la vez, una mujer cansada, que lucha contra lo imposible por mantener la infancia de sus hijos, guardar el paraíso que la muerte de su marido les ha cerrado. Sin duda, se trata del personaje que nos deja con momentos más emotivos junto a Barrie y a Peter, momentos brillantes que, sin embargo, pueden resultar algo huecos en su conjunto. La posible relación entre el escritor y la viuda queda también en el aire, quedando claro el cariño que ambos se tenían, pero más centrado en los hijos de esta que entre sí.
Así pues, la película de Forster deambula entre la vida real de Barrie y su mundo imaginado, el que a veces sorprende al espectador con escenas oníricas, sacadas casi de películas para un público infantil y que nos devuelve también a esos juegos infantiles e imaginativos. Junto a ellos, las primeras representaciones de Peter Pan en un logrado recuerdo al teatro de principios del siglo XX, por el que vale la pena echar un vistazo a las escenas del teatro en la parte final. Finalmente, una mención aparte para el polaco Kaczmarek, que nos deleita con una banda sonora idónea para el film y por la que ganó un Premio Óscar.
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