Música Inolvidable (XXXVII): Boney M y Ray Conniff

22 diciembre, 2018

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No nos engañemos, no puede existir una Navidad como Dios manda sin el Christmas Album de Boney M. El sonido característico de este conjunto nacido a mediados de los setenta en Europa, y que dejando al margen esporádicos resurgimientos, se mantuvo en activo hasta el ecuador de los ochenta, se traslada con felices resultados al referido álbum de 1981, uno de los más alegres y dinámicos discos navideños, y por eso, uno de los vendidos y apreciados por los aficionados.


En este Christmas Album (BMG-Sony) el sonido disco se mezcla con el funk, el pop y algo de soul, en una variedad de clásicos navideños o estándares, que convierten este trabajo en un convidado animoso y esencial. Temas de sobra conocidos adquieren un apañado acicalamiento afín al sonido del grupo, merced a los arreglos del productor alemán Frank Farian (1941). Por ejemplo, con la cordial batería corrediza en Mary’s Boy Child, de Jester Hairston (1901-2000), o la inclusión de otros sonidos caribeños en la sección de percusión. Tampoco faltan los acompañamientos de coros infantiles, en temas tan señeros como Hark, the Herald Angels Sing, del excelso Félix Mendelssohn (1809-1847), Oh Come All Ye Faithful, es decir, el tradicional Adeste fideles trasladado al mundo anglosajón por Frederick Oakeley (1802-1880), el contagioso Joy to the World, de otro inmortal como Händel (1685-1759), posteriormente rebautizado por el autor de himnos y teólogo Isaac Watts (1674-1748), o el menos conocido, y por ello bienvenido, Darkness is Falling, de Fred Jay (1914-1988) y Helmut Rulofs (-).

Ni que decir tiene que estos coros acompañan a las voces del propio grupo, en su peculiar combinación de armónicos femeninos o en solitario, junto al esporádico fraseo de la voz masculina de turno (para desesperación del líder Bobby Farrell [1949-2010]). Sin olvidar la subida en escalas, perceptible en villancicos como el tradicional Jingle Bells o el White Christmas de Irving Berlin (1888-1989), que presenta un ritmo cercano al funk, esto es, más vivaracho de lo habitual.


Curiosamente, el álbum se regocija en un sonido atemperado en algunos temas más relajados, cercanos a la faceta musical del soul. Pero en su conjunto, prevalece esa alegría bullanguera propia de Boney M. La grabación que combina los temas Mary’s Boy Child y Oh, My Lord, de Farian y Jay, fue grabada en 1978 en formato single (junto con la canción Dancing in the Streets), para después pasar a formar parte del Christmas Album. Este también contó con un medley, así mismo con acompañamiento infantil, formado por Silent Night, de Fraz Xaver Gruber (1787-1863) y el letrista Joseph Mohr (1792-1848), más los menos transitados Snow Falls Over the Ground, de Eduard Ebel (1839-1905), Hear Ye The Message, de Farian, y el antiguo y menos conocido Sweet Bells (incorporado a posteriori en un nuevo mix).

Christmas Album se completó con otras canciones no menos destacables, como el tradicional Oh Christmas Tree, la bella composición instrumental Winter Fairy Tale, de Harald Baierl (-), o afianzando la buena acogida internacional, Feliz Navidad de José Feliciano (1945) y Petit Papa Noël, de Henry Martinet (1909-1985) y el letrista y guionista Raymond Vincy (1904-1968). De nuevo, temas menos interpretados agregan interés a la escucha del álbum, caso de When A Child Is Born, compuesto por Ciro Dammicco (1947) y Darío Baldan Bembo (1948); una de esas melodías que, cuando se escuchan, enseguida muchos reconocemos. Lo mismo podría decirse del magnífico Zion’s Daughter, otro inolvidable clásico de Händel, y I’ll Be Home for Christmas, de Rulofs, Farian y Catherine Courage (-), que es una nueva composición que no hay que confundir con el estándar de igual título de Walter Kent (1911-1994) y Kim Gannon (1900-1974). Posteriormente, en 1984, se añadieron el excelente y anónimo The First Noel, el ya mencionado Hark, the Herald Angels Sing, y la imprescindible y sensible tonada de fin de año Auld Lang Syne (Hace mucho tiempo), del poeta escocés Robert Burns (1759-1796).

¿Quién puede resistirse a este alborozo? A su modo, Christmas Album de Boney M es ya un clásico como puedan serlo Bing Crosby (1903-1997), Frank Sinatra (1915-1998), Ella Fitzgerald (1917-1996), Elvis Presley (1935-1977), Barbra Streisand (1942) o cualquiera de los otros grandes artistas que queramos sumar a nuestra lista. En Navidad se salvan todas las distancias y todos (o casi) conviven en buena armonía.


En alguna de nuestras Navidades pasadas, propuse como ejemplo el sensacional A Merry Mancini Christmas (RCA, 1966), del compositor y arreglista Henry Mancini (1924-1944). En esta misma línea de álbumes instrumentales con sabor coral, hoy les traigo a colación el no menos disfrutable y hogareño Christmas Caroling (CBS), del trombonista y arreglista Ray Conniff (1916-2002).

Ambos directores, Mancini y Conniff, fueron, junto a otros nombres como Paul Mauriat (1925-2006), Fausto Papetti (1923-1999), Ronnie Aldrich (1916-1993), James Last (1929-2015) o nuestro Augusto Algueró (1934-2011), definidores de una época. Un tiempo garboso y elegante, donde ambos fueron conocidos y respetados, haciendo de la polifonía heterogénea un generacional estilo musical de expresión. En el caso de Ray Conniff, no dejó de ofrecer sus versiones hasta bien entrada la década de los noventa.

Pintura de Donna Gelsinger
Tres fueron los álbumes dedicados por Conniff a la Navidad, Christmas with Conniff (Columbia, 1959), We Wish You A Merry Christmas (Columbia, 1962) y Christmas Album, también conocido con el sobrenombre Here We Come A-Caroling (Columbia, 1966). El álbum en formato CD que les presento, toma lo más representativo de dichos trabajos. Apareció en vinilo en 1984 y en disco compacto al año siguiente. En él, la calidez de los arreglos musicales se pone de manifiesto con la mencionada mixtura de coros masculinos y femeninos.

Resulta ideal para unas Navidades reposadas, melódicas, nostálgicamente optimistas y sofisticadas, pero con el aroma sonoro de los años sesenta, evocado por esas pequeñas-grandes bandas de música. Viajeros, pastores, estrellas, renos, campanas, el propio Niño Jesús y toda suerte de adornos parecen comparecer ante una confortable chimenea, mientras se paladea un buen dulce navideño, el cava o la sidra.

El director, compositor y arreglista incorpora arpas, guitarras, cascabeles, una batería suave (o las escobillas), el bajo, el vibráfono y, como sucedía en el disco de Mancini, las propias voces humanas, con frecuencia, subiendo y bajando de octavas, o sirviendo de manto sonoro al resto de voces, como un instrumento de fondo más, que en esto era un maestro Ray. A veces, nos las ofrece dialogando entre ellas, como sucede en Rudolph, the Red Nosed Reindeer, de Johnny Marks (1909-1985), Winter Wonderland, de Felix Bernard (1897-1944) y Richard Bernhard Smith (1901-1935), el tradicional The Christmas Tree (O Tannenbaum), O Little Town of Bethlehem, con letra de Phillips Brooks (1835-1893), Here Comes Santa Claus, de Oakley Haldeman (1909-1986) y el actor y cantante Gene Autry (1907-1998), el afamado -aunque desconocido- Sleigh Ride, de Leroy Anderson (1908-1975), The Christmas Song, de Robert Wells (1922-1998) y el estupendo Mel Tormé (1925-1999), o el bonito pero no muy frecuentado The Twelve Days of Christmas, anónimo adaptado por Frederic Austin (1872-1952), al que Conniff confiere un ritmo más ágil que el acostumbrado, coda circense incluida.

Pintura de "Sam"
Además, así como Joy To The World se muestra más ye-ye, estando particularmente lograda en lo que a la combinación de voces se refiere, en otras ocasiones destacan sonidos más singularizados. Como la solitaria campana de Silent Night, el vibráfono en Silver Bells, de Jay Livingstone (1915-2001) y Ray Evans (1915-2007), el bajo en Jingle Bells, de James Pierpont (1822-1893), o un modesto piano en Frosty, the Snowman, de Walter Rollins (1906-1973) y Steve Nelson (1907-1981). Incluso un arreglo cercano al western italiano anima el antiguo y anónimo O Rest Ye Merry Gentlemen, donde asoma una trompeta lejana.

Completan el excelente Christmas Caroling temas tan gustosos como Santa Claus Is Coming To Town, de John Frederick Coots (1897-1985) y James Lamont Gillespie (1888-1975), o el imprescindible White Christmas. Temas individualizados más un medley compuesto por el emotivo The First Noel, Hark, the Herald Angels Sing, Adeste fideles, con la letra original en latín y su traslación al inglés (y acompañamiento de castañuelas), y el anónimo popular We Wish You a Merry Christmas, sirven de colofón a este disfrutable e irrepetible disco.


Sí, las interpretaciones de Ray Conniff eran vivarachas, frescas y distintivas, procuraban una particular alegría. Responden a esa maravillosa descripción que de la Navidad hizo el poeta escocés Alexander Smith (1829-1867), como el día que une todos los tiempos.

Pero basta de cháchara y procedamos con la música. Deseando una Feliz Navidad a todos nuestros lectores, aquí les dejo algunas muestras sonoras de los artistas recomendados este año.

Escrito por Javier Comino Aguilera


Boney M: Zion's Daughter


Boney M: Auld Lang Syne


Ray Conniff: Rudolph, the Red Nosed Reindeer


Ray Conniff: Jingle Bells


Ray Conniff: Frosty, the Snowman




1 comentario :

  1. Me gustan, pero la que más me mola es una versión de villancico de Mariah Carey, de hace un porrón de años.
    besos y felices fiestas.

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