¿Quién no ha oído hablar del detective inglés que habitaba en el 221-B de Baker Street junto a su inseparable (o no tanto) compañero John H. Watson?
Nuestro famoso detective, alejado de la mayoría de estereotipos que se le han adjudicado debido a las versiones cinematográficas que se han realizado de sus casos, era, y sigue siendo, uno de los más celebres y curiosos personajes de la literatura negra. Sin duda, a Sherlock Holmes no le ha ocurrido como a otros personajes novelescos de cierta fama, como pudiera ser Werther, del alemán Goethe, sino que se ha mantenido fresco para los lectores del actual siglo, pese a que hace cerca de cien años que sus aventuras terminaron.
Una vez que el lector entra dentro del mundo londinense de finales de siglo XIX, donde las clases sociales todavía tenían gran relevancia y donde la investigación policial era el neandertal del conocido CSI, surge la figura de este humilde detective consultor, al que poco le importa la fama o el dinero, sino la intriga y la curiosidad de los casos que llegan a sus manos.
Era tan poca la importancia que le daba a la fama de sus dotes deductivas y prácticas que hasta su amistad con el doctor Watson no se encargaría de recopilar y dar a reconocer sus investigaciones. De esto se ocupará su compañero que, a excepción de algunos pocos casos, recopilará por escrito sus vivencias junto al detective, dejándonos entrever el extraño carácter de Holmes y sus impresionantes habilidades, que lo acercan a una vida bohemia entremezclada con un pensamiento práctica. Un hombre capaz de sacar los mínimos detalles de la vida de una persona con tan sólo observarlo.
Portada original de Estudio en escarlata |
La primera obra que nos habla de Holmes es el Estudio en Escarlata, una de las cuatro novelas del detective, además de los varios relatos breves que componen una amplia colección de casos policiales donde las habilidades de Sherlock, para quien pueda sorprenderle, no siempre resolverán el caso. Esta primera novela sería la primera historia larga que los londinenses tendrían en sus manos del que se convertiría en una de las figuras más afamadas de la época, teniendo que responder su propio autor a cartas enviadas al ficticio domicilio de Baker Street, algo que todavía los encargados del museo siguen haciendo.
Pese a que esta obra logra esbozar las características de las historias de Holmes, no sería uno de los mejores relatos de Doyle, quien tan sólo estaría dando el paso hacia los cientos de casos (contados y sin contar) del detective que oscurecería su nombre, como Drácula ensombrecería a Bram Stoker o Frankenstein a Mary Shelley. Este hecho marcaría profundamente al autor, que llegaría a asesinar a su personaje tirándolo por una cascada junto a su némesis, el doctor Moriarty, cuyo nombre ya se dejó ver en la cuarta, y última, novela, El valle del terror. No obstante, ante las reclamaciones de los seguidores ingleses, tendría que rescatar a su célebre personaje para traerlo de nuevo a la vida en siguientes casos.
¿Qué te encontrarás al leer algún relato de Sherlock Holmes? En primer lugar un texto contado normalmente en primera persona por el doctor Watson, usando Doyle el reconocido narrador transcriptor, fingiendo que él es el editor de los textos del compañero de Holmes. La historia transcurrirá sin demasiadas florituras adjetivales, alejado de metáforas o de un lenguaje poético; Doyle, como Holmes, aplica el pensamiento práctico en su obra y cuenta principalmente la sucesión de hechos a través de breves oraciones, siendo la parte más amplia los diálogos, donde se suelen explicar los hechos y las conclusiones que detallan con exactitud los motivos o los hechos acontecidos según el caso que Sherlock está investigando.
En ocasiones puede parecernos sorprendentes las cualidades deductivas de Holmes, en especial en los relatos, que debido a su brevedad deja pocos datos sueltos para que el lector pueda sacar sus propias conclusiones, aunque en ocasiones nos podemos encontrar con reconocidos hechos que han sido usados posteriormente por series de televisión o por otros autores, como los casos de habitaciones cerradas. En las novelas, de mayor amplitud, el lector puede llegar a ser partícipe de la obra, siendo un investigador más. Además, es en estas obras donde se nos expone, una vez resuelto el caso, un relato sobre el pasado, ajeno a Holmes o Watson pero que también llega a sus manos, que esclarece los hechos acontecidos. El uso de un documento dentro la novela que hace así de doble narrador transcriptor: Watson encuentra o escucha la historia y la escribe, siendo transcriptor de la misma, y siendo Doyle el último narrador, que recoge toda la información expuesta por el doctor.
Este estilo sobrio, marcado de las descripciones puramente necesarias y con algunas escenas de acción en varios de los casos, donde no falta el revólver que Watson guarda de la guerra o donde se muestran las habilidades de boxeo de Holmes; aunque hemos de notar que el principal cometido de la obra no es la acción, sino la resolución del caso, con los motivos que llevaron hasta él. Quizás lo más complicado sea situarse bajo las ediciones actuales de los relatos y las novelas, siendo casos independientes, pero que mantienen la línea histórica de la vida de Holmes y Watson, puesto que la selección suprime en ocasiones algunos relatos donde aparecen hechos personales, como cuando dejaron de vivir juntos en el 221B de Baker Street, debido a las relaciones amorosas de Watson, que llegó a casarse hasta en tres ocasiones, siendo consecutivamente viudo en dos ocasiones.
Por tanto, si quieres conocer mejor a este personaje del que tanto, posiblemente, has oído hablar y del que, quizás, tengas algunas ideas equivocadas, te invito a leer los relatos y las novelas de Sherlock Holmes, a dejarte intrigar por sus casos, sorprender por las veloces deducciones, aterrarte por algunos escalofriantes hechos y, ante todo, disfrutar de la apasionante lectura de un héroe que no pasa de moda.
Escrito por Luis J. del Castillo
Muy buen artículo, dan ganas de ponerse a leer sus casos cuanto antes ^^
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