Adaptaciones (XLVII): El hombre que mató a Liberty Valance, de John Ford

19 julio, 2015

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Un símbolo de desarrollo y modernidad atraviesa un paisaje que, anteriormente, solo podía ser recorrido por jinetes. Se trata del ferrocarril y su destino es Shinbone, un pueblo situado en la parte oeste del país. En un tiempo, allí solo crecían flores salvajes, aunque hermosas. Ahora, las innovaciones también se han instalado en Shinbone, y con el tren, también llegan el senador Ransom Stoddard (James Stewart) y su esposa Hallie (Vera Miles). Aunque más que llegar, retornan.

Los contrastes entre lo civilizado y lo vetusto vertebran una de las obras maestras del cine, El hombre que mató a Liberty Valance (The man who shot Liberty Valance, Paramount, 1962), aunque como bien señala el comisario borrachín de la población (interpretado por Andy Devine), el desierto continua siendo el mismo. En cualquier caso, Stoddard advierte que esta ciudad ha cambiado mucho, aunque la sustancia de las personas permanezca incólume.

No hace falta recordar, a estas alturas, cómo el género del western se caracterizó por saber transmitir los grandes temas humanos, de igual modo que podían hacerlo un Shakespeare (1564-1616) o un Juan Luis Vives (1492-1540).

Basada en el relato de Dorothy Johnson (1905-1984), el argumento cinematográfico fue desarrollado por Willis Goldbeck (1898-1979) y James Warner Bellah (1899-1976), autor del cuento que, a su vez, dio pie a La legión invencible (She wore a yellow ribbon, RKO, 1949). La película cuenta, además, con una soberbia fotografía en blanco y negro de William H. Clothier (1903-1996), la edición de Otho Lovering (1892-1968) y el vestuario de Edith Head (1897-1981). Su realizador, John Ford (1894-1973), pudo, de este modo, penetrar en los resquicios del relato original, dramatizándolo y ampliando su esencia.


Mientras Ransom Stoddard relata a los inquisitivos periodistas del diario local su historia, la esposa visita la desvencijada vivienda de Tom Doniphon (John Wayne; los nombres varían con respecto al original literario). Se trata de una visita “no oficial” pero obligada, que acrecienta el ritual de respeto hacia la figura del recién fallecido ganadero; el lugareño es la razón por la cual el matrimonio se encuentra allí. A su vez, la magdalena de Ransom será una diligencia polvorienta que yace en un cobertizo y que podría haber sido la misma que le trajo al pueblo por primera vez. Por aquel entonces, él tan solo era un joven licenciado en derecho, enfrentándose a un futuro incierto.

Nada más comenzar este personaje su retrospectiva, tan personal como general, y de marcada entonación nocturnal, Ford establece un violento contraste. La destrucción de los libros de Stoddard a manos del delincuente, bravucón y pendenciero, Liberty Valance (Lee Marvin), representa la ruptura de esa modernidad, la ralentización de un progreso cultural (no solo tecnológico) del que el pueblo anda huérfano. Valance se proclama a sí mismo representante de la ley del oeste, frente a un Ransom portador de leyes consensuadas (en esos momentos, mera caricatura a manos del citado comisario –o marshal-).

Por su parte, Tom Doniphon no es un hombre instruido, está a caballo entre el mundo que viene y el que agoniza, pero acabará siendo un componente fundamental en la instauración del orden democrático.


Como advertíamos, los cambios no solo se centran en lo tecnológico o lo normativo. El joven letrado también será objeto de un proceso, por el cual pasará de la hosquedad y cierta ingratitud, al reconocimiento del otro; no quiero que nadie luche por mí, replica en un primer momento. Y es que, de igual modo que la independencia no está reñida con la correspondencia, la ley no siempre es suficiente para que la justicia impere, como tampoco asegura su cumplimiento. Eso sí, el forastero parece tener muy claro que la libertad de expresión no ha de servir nunca como coartada para justificar toda clase de actitudes incívicas o simplemente groseras.

En toda esta evolución, es importante la educación, puesto que no puede haber auténtico desarrollo sin cultura. No por casualidad, este periodo de cambios coincide con el afianzamiento de la prensa y la introducción de la política en el territorio. Una política cuya raíz democrática no se encuentra tanto en un poder de gobierno que procede de los electores, como en la implantación de un proceso electoral lo más libre y ecuánime posible. Más aún, la escuela donde el joven Stoddard imparte sus lecciones y el referido diario local son espacios que se comunican entre sí; una buena resolución visual acerca de la pureza intrínseca de los orígenes, la que observa que los periódicos deben estar hechos para dar más poder a los lectores, en lugar de para dar más lectores al poder (aspecto extrapolable al resto de medios de comunicación, por supuesto).


En efecto, a Valance no pueden detenerlo ni las palabras ni las buenas intenciones, y ahí es donde entra en escena Doniphon, uno de esos tipos a los que toca cardar la lana. Pero también para el letrado llega la hora de tomar una resolución, aunque en un principio, no se muestre muy receptivo a ser él quien reciba las lecciones. No obstante, por encima de todo, se encuentra la dignidad de la persona.

La secuencia para elegir al candidato más idóneo en la convención territorial no tiene desperdicio, produciéndose otro tipo de duelo, esta vez sostenido con las armas de la política (de la oratoria, en definitiva). Ya desde la estatutaria sesión donde se seleccionan a los representantes del pueblo que irán a dicha convención, tanto Ransom como Tom cumplen con su cometido; el primero, asumiendo su responsabilidad como persona cultivada y, el segundo, rehusando el nombramiento de delegado para servir a otros fines (anotemos, en este sentido, el sarcasmo en el nombre del forajido, cuando se presenta ante la asamblea).

Con respecto al desenlace, gracias a la planificación de Ford y al buen empleo de la narración en flashback, el espectador podrá asistir a la verdad no impresa respecto al hombre que disparó a Liberty Valance; incluso aunque para esa persona, ello suponga revivir la pérdida de aquello que más ha amado. La leyenda apócrifa del tiroteo permite la introducción y desarrollo de disposiciones que garantizan la convivencia y la libre divergencia, frente a quienes creen que las verdades son solo intuitivas o viscerales, en base a un colectivismo empeñado en reconstruir muros ya caídos (las naciones como tales son relativamente nuevas; los enemigos de la libertad, tremendamente viejos).


Una conclusión que enlaza con el final de Fort Apache (Ídem, RKO, 1948) y por la que, mientras los testigos directos siguen con vida, lo está el recuerdo de aquellas personas que han quedado al margen de la historia, y que, de algún modo, nos representan a todos.

El desfile de tonadas populares propuesto por las vivaces orquestaciones de Cyril Mockridge (1896-1979) ayudan a recrear todo ese proceso evocativo, al incluir en su banda sonora conocidas melodías tradicionales. Incluso, de forma más autoreferencial si cabe, también inserta el tema de Ann Rutledge, compuesto por Alfred Newman (1901-1970) para El joven Lincoln (Young Lincoln, Fox, 1939), igualmente dirigida por Ford.

Quisiera destacar, para concluir, la bella alegoría que supone el desierto y las flores que produce, como reflejo de otra naturaleza menos visible a simple vista, la humana. Una imagen que forma parte de la poética del paso del tiempo, y que subyace en un pasado que se fusiona con el presente. Todo ello, armonizado por uno de los narradores en imágenes que mejor supo plasmar la emoción.

Escrito por Javier C. Aguilera



2 comentarios :

  1. Hola como están Les envio este mensaje desde Argentina. Deseo hacerles una pregunta. Necesito saber el nombre y el artista que ejecuta el tema musical en la escena de la pelicula el hombre que mato a liberty valance donde John Wayne se pelea con Lee Marvin en el comedor un sabado a la noche. En la escena James Stewart hace de mozo y Marvin le pone el pie y Stewart cae tirando el bistec que era de John Wayne. Cuando Lee Marvin despues de pelearse con Wayne sale y tira una botella contra la ventana suena un tema musical tocado creo que en pianola y a pesar de buscarlo no puedo saber que nombre tiene y que artista lo toca. Se que tal vez mi pregunta es descabellada o fuera de lugar pero envio este mensaje por que creo que ustedes saben mucho de cine y a lo mejor me pueden ayudar. A lo mejor me pueden indicar algún lugar en Internet donde yo pueda realizar la busqueda del tema en cuestión. Desde ya muchas gracias y les pido disculpas por este molestia. Muchas gracias por su respuesta. Mario

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    1. Estimado amigo, he consultado mi ejemplar de la banda sonora de El hombre que mató a Liberty Valance (por si está interesado en ella: Kritzerland, KR 20028-4, 2014, que se acompaña de La taberna del irlandés, aunque es una edición limitada a mil copias), y creo haber dado con -parte de- la solución. El tema al que hace referencia son en realidad dos, entrelazados, y pertenecen a la pista número siete del CD. Son el famosete Polly Wolly Doodle, rebautizado aquí como -precisamente- Whiskey Bottle, y Tom's Adios (aunque no puedo determinar si este último es el título original de la tonada; en la carpetilla no se comenta nada al respecto). Así vienen referenciados y ambos están interpretados a la pianola, al igual que en la película.

      Espero haberle servido de alguna ayuda. Para otras clarificaciones, lo mejor que se me ocurre es remitirle a la referida edición.

      Un saludo desde España.

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