Después de veintidós años, el sentimiento de culpa no ha abandonado a Ellie, que era una niña cuando su hermana mayor fue asesinada. Ella conocía el lugar secreto donde Andrea solía reunirse con sus amigos, y la tardanza en revelarlo aún le sigue pesando. Aunque siempre proclamó su inocencia, Rob Westerfield, hijo de la familia más rica de la zona, fue condenado a prisión. Al concederle la libertad condicional, afirma que podrá probar que él no cometió aquel asesinato. Pero Ellie sabe que solo pudo ser él, y que ha de buscar nuevas pruebas de su culpabilidad. Pero ignora que alguien está dispuesto a todo para impedírselo.
Mary Higgins Clark vuelve a ofrecernos una historia donde la intriga, crímenes y la variedad de reeencuentros con un doloroso pasado desestabilizaran a la protagonista y a todo su entorno. Conocida como «la reina del suspense», Clark ha sido calificada como una maestra de la intriga que tiene la habilidad de crear la tensión lentamente mientras hace que el lector piense que todos son culpables. En sus novelas, las protagonistas son mujeres jóvenes fuertes e independientes, quienes se encuentran en el medio de un problema que deben resolver con su propio coraje e inteligencia. Las heroínas son representadas como personas reales, que toman decisiones sensatas, y que hacen pensar a los lectores «esto podría haberme pasado a mí, o a mi hija». Escritos generalmente para un público adulto, las novelas de Clark se han vuelto populares entre los más jóvenes, debido también a su decisión de no incluir sexo explícito o violencia en sus historias.
Ellie intentará resolver el asesinato de su hermana Andrea, acaecido veintitrés años atrás, cuando sólo tenía quince años. Gracias a sus investigaciones obtendrá sorprendentes revelaciones acerca del caso, entre las que se incluye otro asesinato cometido por Rob, al tiempo que debe enfrentarse a su pasado, a su familia y a ese sentimiento de culpabilidad que aún la persigue.
Nos encontramos con una obra cuyo comienzo resulta insulso, con unos antecendentes cuya introducción acaba por extenderse demasiado y unos personajes con estereotipos marcados desde el principio hasta el final de la novela. Comenzando por el título original (Daddy’s little girl) observamos que la traducción no es muy acertada: demasiado genérica y que realmente no indicaría ninguna similitud con el transcurso de la historia. Por otra parte, tanto la personalidad como la evolución del personaje protagonista acaban por ser bastante planos, ligados únicamente a la obsesión de que Rob siga en prisión y de su incesante sentimiento de culpa, los cuales a veces provocan situaciones ridículas y repetitivas para el lector. Durante cada capítulo, su afán de encontrar pruebas, de atosigar al vecindario y de no plantear en ningún momento que la estancia en la cárcel haya podido reformar a Rob tras más de dos décadas, pueden llegar al extremo de sacar de quicio conforme avanza la historia.
Es curioso que la autora no llegue en ningún momento a plantear una lucha interna entre el rencor que siente tras haber perdido a su hermana y el deseo de perdonar y tratar de olvidar lo sucedido para así conseguir trazar su propio camino. En lugar de eso, Higgins Clark nos muestra detalladamente cómo Ellie trata de averiguar todo cuanto puede sobre el asesino de su hermana, empecinada en buscar cualquier miseria, aunque luego muchas de esas investigaciones se queden sin resolver.
Es por ello que el final resulta algo predecible, debido a que durante toda la novela nos está vendiendo a Rob como la persona que asesinó a su hermana sin piedad y que tras más de veinte años en la cárcel tiene la intención de seguir haciendo daño a toda su familia. No obstante, los últimos capítulos de la obra sí logran mantener el suspense y la acción suficientes para no parar de leer hasta conocer el final de la historia.
En definitiva, es una historia que entretiene en su justa medida. El resultado es una discreta novela de intriga que, a pesar de estar escrita con un buen ritmo, no consigue sorprender mucho hasta que alcanzamos las últimas partes de la misma. Tampoco contiene grandes sorpresas o golpes de efecto, lo que propicia que su lectura, sin llegar a ser aburrida, resulte un poco insípida para quien busque una novela trepidante y repleta de suspense.