La relación entre Lobezno inmortal (The Wolverine, 2013, James Mangold) y la franquicia cinematográfica X-Men recae en el protagonista, Lobezno, del que, aunque reconozcamos su evidente carisma (tanto por el personaje como por el actor, Hugh Jackman), no podemos evitar fijarnos en que ha ocupado el protagonismo central no solo de las películas derivadas, como la anterior X-Men Orígenes: Lobezno (2010, Gavin Hood), sino también en las tres películas iniciales, que debieron haber resultado más corales, pues para ello disponían de una cantidad considerable de personajes. Incluso volverá a protagonizar, según parece, la próxima X-Men: Días del futuro pasado (X-Men: Days of Future Past, 2014, Brian Synger).
En esta ocasión, nos trasladamos a Japón, lejos del escenario ya visto en las otras entregas, para recorrer un arco argumental que en los cómics resultó bastante atractivo, tanto que el propio Hugh Jackman, intérprete de Lobezno, fue uno de los interesados en llevar esa historia a la gran pantalla. Sobre los resultados de adaptación no podemos hablar, pues como ya hemos comentado en alguna ocasión, no podemos valorar uno sin conocer el otro, aunque las críticas a lo que podría haber sido y lo que ha resultado ser, dada la inevitable comparación, no se hicieron esperar tras su estreno.
Esta cuestión no importaría tanto de haberse realizado una buena película por sí misma, pero el resultado no podría haber sido más irregular. El argumento y la promesa fílmica que se realizaba pasaba por ver a Lobezno bajo sus propios límites, precisamente en un estado depresivo tras los acontecimientos de X-Men: la decisión final (X-Men: The Last Stand, 2006, Brett Ratner) y un reencuentro con alguien de su pasado que le hará enfrentarse a su situación en un terreno desconocido para él, al que se tendrá que adaptar para volver a ser la persona que era. Si el anterior spin-off nos narraba sus orígenes, cuya repercusión se ha perdido por completo para este film, esta película se centra en el resurgimiento del mutante.
James Mangold dirigiendo a Hugh Jackman y a Tao Okamoto |
Al frente de este retorno se situó James Mangold, quien ocupó el puesto del director tras la retirada del proyecto de Darren Aronofsky, director de algunas películas recientes como El cisne negro (Black Swan, 2010) o Noé (Noah, 2014). Mangold ya tenía experiencia en el cine de acción con Noche y día (Knight & Day, 2010) y el western El tren de las 3:10 (10 to Yuma), y había trabajado con Hugh Jackman en 2001 en la comedia romántica Kate & Leopold, quizás de ahí se entienda que este film beba del cine de acción como lo hacía su predecesora, con una mezcla de thriller y drama que bien podría relacionarse con el drama policíaco que dirigió en sus inicios, Tierra de policías (Cop Land, 1997).
Este último comentario no es gratuito, puesto que Lobezno inmortal bebe de los clichés de esta clase de dramas, pudiendo sustituir al mutante por un policía atormentado por algún hecho traumático relacionado con su trabajo, el cual recibe una propuesta de una agencia privada para acabar protegiendo, finalmente, a una mujer en apuros, con la que seguramente acabe íntimamente relacionado pese a un desprecio inicial, y todo ello aliñado con la mafia, o, mejor dicho, la yakuza en el caso de Japón, y con una traición. Quizás por todo ello, el recurso de los poderes mutantes casi sobra en la película, lo que ha conllevado también una considerable reducción de la plantilla de personajes con poderes, algo bueno ante la masiva afluencia de los mismos en films anteriores de la franquicia.
No obstante, esta menor número de personajes no ha logrado potenciar el desarrollo de los mismos, una de las grandes objeciones frecuentes en la franquicia y que aquí se repite junto a cierta ambigüedad y una fundamento flojo. A diferencia de X-Men Orígenes: Lobezno, no hay un contrapunto fuerte para Logan, ante quienes desfilan cantidad de yakuzas, ninjas y hombres trajeados que poca relación guardan con los rivales mutantes de otros films; se han fomentado así escenas también típicas del género de acción, aunque en esta ocasión con unos efectos especiales que han vuelto a un nivel decente.
Svetlana Khodchenkova da vida a Viper, aka Madame Hydra, una de las pocas mutantes que ocupa un papel principal en el bando rival pero que se diluye con facilidad en el film, ocupando un rol de femme fatale maniqueo completamente. Al otro lado, Tao Okamoto interpreta a Mariko Yashida, la dama en apuros que es capaz de defenderse dependiendo de la ocasión, un personaje cuya actitud se basa en rígidos sistemas de cortesía y educación oriental que intentará trasmitir a Lobezno, aunque realmente la evolución del protagonista no parezca depender al final de esta joven japonesa. Los errores del personaje no dependen tanto de su interpretación como de un guión mal traído.
Rila Fukushima se convierte en la compañera de aventuras de Logan en su papel de Yukio, siendo otra de las mutantes del plantel con un poder sencillo, pero muy interesante y, seguramente, poco explotado en la película: ver la muerte de las personas. Un personaje simple, pero que funciona bastante bien como contrapeso al protagonista, especialmente para escenas humorísticas -¡donde se podría rogar que no se repitieran chistes una y otra vez!-. Will Yun Lee obtiene el papel más ambiguo del film como el arquero ninja Kenuichio Harada, del que no llegamos a saber si es mutante o un humano muy capaz o a quién debe su fidelidad.
En una situación similar se encuentra Yashida, interpretado por Haruhiko Yamanouchi en su versión anciana y por Ken Yamamura en su estado juvenil durante la Segunda Guerra Mundial, que no logra convencer ni como aliado ni como posible villano, seguramente porque la historia que tiene detrás no sostiene las decisiones del personaje, salvando la ambición típica de personajes oscuros. En mejor posición, Brian Tee en su papel de Noburo Mori, una mezcla entre yakuza y samurái que si se postula como un mejor enemigo para Logan, aunque su encuentro final resulte tan desigual.
Dejamos aparte los cameos de antiguos personajes de la saga, como Famke Janssen que recupera a Jean Grey para los sueños que atormentan a Logan y que resultan el anclaje con los hechos acontecidos al final de la tercera entrega de la franquicia. El recurso es empleado en exceso, aunque funciona perfectamente para marcar el fin de una etapa para el protagonista. La aparición del profesor Xavier (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKellen) tras los créditos finales tan solo responde a un afán por unir esta película con el siguiente estreno de los mutantes que veremos en el mes de mayo de 2014: X-Men: Días del futuro pasado.
Hay escenas recuperables en la película, especialmente aquellos donde Lobezno recupera la fuerza del personaje no solo carismático, sino también furioso, animal que era; una personalidad más adulta, más profunda, que queda velada en sus pesadillas personales, bastante ligeras realmente. Un resurgir que pese a solucionar algunos errores del pasado, como el exceso de reparto, no soluciona nada ni acaba por funcionar. Si acaso pudiéramos esperar una película de acción, también encontraremos escenas lentas con diálogos que juegan al despiste y que pretenden sostener un argumento mal llevado e incongruente tanto con otras entregas (por ejemplo, Logan no debía recordar su pasado como ya se ha remarcado en los otros films) como consigo mismo (en este caso, los comportamientos de algunos personajes); y todo ello sin tener en cuenta los errores de montaje evidentes.
Una idea tan atractiva como el fundamento del pensamiento oriental, especialmente aquel basado en el honor del samurái o en las capacidades del ninja, es despachada en este thriller con escenas de acción, reminiscencias repetidas y clichés propios del género que no deberían molestarnos, salvo por el hecho de que no responde ni a la esencia de las películas de superhéroes, menos aún de X-Men, ni a la del personaje, aunque responda perfectamente al perfil de este estilo de cintas. Quizás recuperemos cierta profundidad en el próximo estreno, aunque de momento ya sabemos que tenemos Lobezno para rato, o al menos hasta 2017, para cuando 20th Century Fox ha fijado la tercera entrega de esta franquicia derivada.
Escrito por Luis J. del Castillo
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