Frases como "¿Lo va a abonar con dinero o con tarjeta?" o el conocido eslogan “Si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero”, nos hacen recordar a unos grandes almacenes archiconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras. El Corte Inglés, una entidad omnipresente en cada una de las ciudades de nuestro país, se ha expandido comercialmente y en la mente de todos nosotros por ofrecer al cliente cualquier artículo, producto o servicio que esté buscando.
Ramón Areces fue el fundador de una de las compañías españolas más importantes y consolidadas en el mundo de los negocios. Aunque, como muchos ya conocen, la historia de El Corte Inglés está íntimamente ligada a la de quien fue su principal competidor durante mucho tiempo: Galerías Preciados. El Corte Inglés surgió como una pequeña sastrería y tienda de confección para niños. Pero gracias, en parte, a la aportación de su primo y empresario Pepín Fernández, la sastrería creció poco a poco, y pronto comenzaría a diversificar su oferta, comercializando moda para todo tipo de público, y ofreciendo otros artículos y complementos, siempre de calidad y con estilo.
En 1945, y tras sucesivas ampliaciones de capital, la empresa se transforma en sociedad anónima y se continúa incrementando la superficie de venta hasta alcanzar la totalidad del edificio: 2.000 metros cuadrados repartidos en 5 plantas, similar al modelo americano de gran almacén. Un concepto similar al que estaba poniendo en marcha Pepín Fernández con su proyecto de Galerías Preciados y que los consumidores agradecerían de forma notable, ya que podrían tener todo en un mismo edificio en lugar de tener que visitar diferentes tiendas para encontrar artículos de todo tipo. Además, los conceptos de gran almacén de Galerías Preciados y El Corte Inglés surgieron casi a la vez en el tiempo, sólo con dos años de diferencia entre sí.
La competencia entre ambos entes cambiaría por completo el mercado económico y la estrategia de la distribución comercial en España en la década de los 50 y 60: ambos iniciaron una expansión más allá de Madrid y, además, se introdujo el término rebajas, el uso de la publicidad y campañas de comunicación masivas para atraer a los clientes, el escaparatismo o las tarjetas de compras. No obstante, Galerías Preciados pecó de ambición empresarial, abriendo un considerable número de centros comerciales en menos tiempo que El Corte Inglés, recurriendo, en gran parte, a la financiación con deuda bancaria, frente a la autofinanciación presentada por Areces, quien fallecería en 1989, siendo sustituido en la presidencia por Isidoro Álvarez. En difinitiva, las estrategias divergentes presentarían diferentes resultados para ambos competidores a lo largo de los años.
1995 supuso un antes y un después en ambas empresas. El Corte Inglés se hizo con su eterna competidora, la endeudada y liquidada Galerías Preciados. Sus establecimientos se remodelaron por completo y se cambió su imagen para adaptarla a la de El Corte Inglés. Tras esta absorción, el grupo del "triángulo verde" se convirtió en el líder del comercio nacional, pasando a contar con más de sesenta centros comerciales en 31 ciudades de toda España.
Primer Corte Inglés en la Calle Preciados de Madrid |
En 1945, y tras sucesivas ampliaciones de capital, la empresa se transforma en sociedad anónima y se continúa incrementando la superficie de venta hasta alcanzar la totalidad del edificio: 2.000 metros cuadrados repartidos en 5 plantas, similar al modelo americano de gran almacén. Un concepto similar al que estaba poniendo en marcha Pepín Fernández con su proyecto de Galerías Preciados y que los consumidores agradecerían de forma notable, ya que podrían tener todo en un mismo edificio en lugar de tener que visitar diferentes tiendas para encontrar artículos de todo tipo. Además, los conceptos de gran almacén de Galerías Preciados y El Corte Inglés surgieron casi a la vez en el tiempo, sólo con dos años de diferencia entre sí.
La competencia entre ambos entes cambiaría por completo el mercado económico y la estrategia de la distribución comercial en España en la década de los 50 y 60: ambos iniciaron una expansión más allá de Madrid y, además, se introdujo el término rebajas, el uso de la publicidad y campañas de comunicación masivas para atraer a los clientes, el escaparatismo o las tarjetas de compras. No obstante, Galerías Preciados pecó de ambición empresarial, abriendo un considerable número de centros comerciales en menos tiempo que El Corte Inglés, recurriendo, en gran parte, a la financiación con deuda bancaria, frente a la autofinanciación presentada por Areces, quien fallecería en 1989, siendo sustituido en la presidencia por Isidoro Álvarez. En difinitiva, las estrategias divergentes presentarían diferentes resultados para ambos competidores a lo largo de los años.
Pepín Fernández, Ramón Areces e Isidoro Álvarez |
La compañía cuenta con establecimientos de cualquier índole comercial (grandes almacenes, hipermercados, supermercados, tiendas de conveniencia, tiendas de moda, agencias de viajes, tiendas de informática, ópticas, tiendas de bricolaje...). Se trata, además, de la empresa privada española con el mayor número de empleados, contando con una plantilla en torno a 100.000 trabajadores, siendo un 93% de ellos fijos en la entidad.
Pero El Corte Inglés es mucho más que un gigante de la distribución comercial y un mago del marketing, de la publicidad y la comunicación: se trata de una empresa muy ligada a la vida y a cultura de los españoles desde hace más de 70 años, de tal manera que ya forma parte de ellas. Hoy en día, es raro no contar con un "Corte Inglés" para ir de compras a cualquier ciudad española, ver unos grandes almacenes sin una época de rebajas (concepto inventado por estos grandes almacenes), no tener un detalle en fechas señaladas (la famosa expresión que los menos consumistas defienden sobre que la Navidad o San Valentín los inventó El Corte Inglés), o la imposibilidad de devolver una compra en una tienda ("Si no queda satisfecho le devolvemos su dinero" es, como ya decíamos, el eslogan inventado y popularizado por la empresa, que muestra la filosofía de garantía de satisfacción total practicada por la compañía).
Pero El Corte Inglés es mucho más que un gigante de la distribución comercial y un mago del marketing, de la publicidad y la comunicación: se trata de una empresa muy ligada a la vida y a cultura de los españoles desde hace más de 70 años, de tal manera que ya forma parte de ellas. Hoy en día, es raro no contar con un "Corte Inglés" para ir de compras a cualquier ciudad española, ver unos grandes almacenes sin una época de rebajas (concepto inventado por estos grandes almacenes), no tener un detalle en fechas señaladas (la famosa expresión que los menos consumistas defienden sobre que la Navidad o San Valentín los inventó El Corte Inglés), o la imposibilidad de devolver una compra en una tienda ("Si no queda satisfecho le devolvemos su dinero" es, como ya decíamos, el eslogan inventado y popularizado por la empresa, que muestra la filosofía de garantía de satisfacción total practicada por la compañía).
Aunque El Corte Inglés e Hipercor representan más del 80% de las ventas, los nuevos formatos de distribución, Supercor y Opencor, están aún en pleno proceso de crecimiento, al igual que las tiendas de moda joven Sfera. A finales de 2010, la facturación del grupo superaba los 14.000 millones de euros, lo que hizo a la compañía colocarse en el cuarto puesto de empresas españolas que más ingresaban anualmente, sólo por detrás de firmas tan sobresalientes como Repsol YPF, Telefonica y Endesa. Sin embargo, muchos de los achaques actuales que sufre la empresa son atribuibles a una expansión que algunos califican de incontrolada en los últimos años, en comparación a sus inicios, con aperturas múltiples de centros comerciales en localidades que no son rentables y difícilmente lo serán en el futuro, como La Coruña o Murcia.
Campaña navideña 2010, El Corte Inglés de Granada. Fotografía de MB |
El Corte Inglés debería, sobre todo, abordar un cambio en el valor y filosofía de negocio, siendo capaz de consolidarse dentro de los cambios culturales y sociales actuales y que beneficiarían su actividad; en definitiva, plantearse objetivos nuevos para generar afinidad con el estilo de vida de las nuevas generaciones de consumidores, jóvenes en su mayoría, y que, en ocasiones, tachan de anticuada y excluyente la imagen de marca de la empresa. Porque la sociedad cambia con sus nuevas generaciones, y éstas necesitan un incentivo adaptado a los nuevos tiempos, como lo hizo El Corte Inglés con la sociedad española del pasado siglo y que tanto éxito obtuvo por ello.
Escrito por Mariela B. Ortega
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