El cine europeo, eclipsado en la mayoría de ocasiones por el estadounidense, nos ofrece grandes éxitos cada cierto tiempo. Uno de ellos, el más reciente, proviene de Francia y tiene el título de Intocable (Intouchables, 2011), cuyo título no inspira la comedia con tintes dramáticos ante la que estamos, basado en una historia real, la amistad entre Philippe Pozzo di Borgo, tetrapléjico millonario, y Abdel Yasmin Sellou, su asistente a domicilio. El argumento fue descubierto por sus directores en un documental del año 2004 y la película se ha convertido en todo un éxito, permaneciendo diez semanas consecutivas en el primer puesto de la taquilla francesa, siendo una de las películas más taquilleras de la historia de Francia. Superó a El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, 2001) como el film de habla no inglesa más taquillero de la historia del cine, con más de 312 millones de dólares.
Rodado con una sencillez que nos envuelve durante todas las escenas, nos situaremos en la piel de Driss, un inmigrante de color que, recién salido de la cárcel, obtendrá un trabajo inesperado como asistente de un aristócrata tetrapléjico. Y desde la marginalidad de su barrio a una mansión que se convertirá en su casa, aunque todo pueda parecer un sueño. Aunque inesperado, el encuentro entre estos dos mundos tan contrarios dará un fruto valioso: la amistad por encima de las diferencias, fusionando la música clásica con la música disco, la elegancia con la moda más urbana. La experiencia de Driss y su falta de tacto con la situación de su jefe nos llevarán a situaciones donde no faltarán carcajadas desde una situación que, a priori, es dramática. Huye, de esta forma, de la lágrima fácil, consiguiendo envolvernos de la risa más sincera.
Portada de la película |
La complicidad de los dos actores protagonistas, cuyo trabajo es formidable, consiguen crear una atmósfera perfecta. La versatilidad de Omar Sy como Driss, mostrando todo su carisma en lo que es un personaje que gana presencia según avanza el film, llenándose de encanto con cada sonrisa, contagiando así un mundo estricto y serio en el que se había convertido la vida de Philippe. François Cluzet, desde la silla de ruedas, nos demuestra un gran talento, transmitiendo toda clase de emociones sólo con su rostro y los escasos movimientos de cabeza que le permiten este personaje. Con excelentes diálogos y aderezado con una banda sonora magnífica, la película nos hará descubrir la sensibilidad humana, esa solidaridad social que se basa en tratar a cualquier persona como una más, porque todos somos humanos pese a nuestras diferencias. La tragedia de un accidente de parapente, con la situación amarga de la viudez, serán los elementos dramáticos que se puedan ver en la vida de un aristócrata que quiere seguir viviendo pese a cualquier discapacidad. Y el encargado de ser sus manos y sus pies será un asistente que ni siquiera sabe serlo.
La película comienza con un flashfoward que, con la presentación de los créditos, tendrá su explicación a mitad de la película, siendo un comienzo in media res que nos llevará a un flashback que compone el film entero, hasta llegar al punto exacto del principio, del que partirá hasta el final. Es justo ese el momento elegido para decir que estamos ante una historia basada en hechos reales, quizás un factor innecesario, aunque a muchos espectadores les puede devolver la ilusión en la humanidad gracias a estos dos personajes.
No obstante, al centrarse en la relación de sus dos protagonistas, deja de lado algunas tramas que hacen su pequeña aparición, pero que no alcanzan la relevancia que podría tener, como la relación con sus parientes, quienes ven con malos ojos -tal y como la realidad de Pozzo di Borgo- a su ayudante. Pero este hecho no empaña para nada una obra apasionante que nos mostrará lo mejor del ser humano.
La película comienza con un flashfoward que, con la presentación de los créditos, tendrá su explicación a mitad de la película, siendo un comienzo in media res que nos llevará a un flashback que compone el film entero, hasta llegar al punto exacto del principio, del que partirá hasta el final. Es justo ese el momento elegido para decir que estamos ante una historia basada en hechos reales, quizás un factor innecesario, aunque a muchos espectadores les puede devolver la ilusión en la humanidad gracias a estos dos personajes.
No obstante, al centrarse en la relación de sus dos protagonistas, deja de lado algunas tramas que hacen su pequeña aparición, pero que no alcanzan la relevancia que podría tener, como la relación con sus parientes, quienes ven con malos ojos -tal y como la realidad de Pozzo di Borgo- a su ayudante. Pero este hecho no empaña para nada una obra apasionante que nos mostrará lo mejor del ser humano.
Escrito por Luis J. del Castillo
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