Cada vez
que la veo me gusta más. Me refiero a nuestra película de hoy, Bajo sospecha (Still of the Night, United Artist-MGM, 1982), inteligente propuesta
que no se esgrime bajo ninguna coartada o pretensión de solemnidad, ni
envanecida vocación autoral, por parte de Robert Benton (1932), notable
realizador y coguionista de títulos como Bonnie
y Clyde (Bonnie and Clyde, Arthur Penn, 1967), El día de los tramposos (There Was
a Crooked Man, Joseph L. Mankiewicz, 1970),
¿Qué me pasa,doctor? (What’s Up, Dc.?, Peter Bogdanovich, 1972) o Superman (Íd., Richard Donner, 1978), entre
otros ya clásicos.
Bello
título el del original, Still of the
Night, que podemos traducir como la
tranquilidad de la noche. Una tranquilidad presta a esconder esa zona
oscura de la doble intencionalidad y el disimulo, agazapados en los márgenes de
todo juego de interesantes opuestos, como belleza-maldad, deber profesional-riesgo,
consciente-inconsciente, máscara-exhibición, vigilia-sueño, espacio
confortador-laberíntico, imaginación-ensoñación. A cuya puesta en escena, jamás
chirriante ni sobreexpuesta, como antes adelantaba, contribuye la fotografía de
nuestro Néstor Almendros (1930-1992), y un bello tema musical central -era otra
época- de John Kander (1927), compositor estadounidense más conocido por su
dedicación a los musicales; entre los que destacan, sin paliativos, Cabaret (1966) y Chicago (1976). Ambos llevados al cine con posterioridad, siendo la
primera de las adaptaciones una obra maestra bajo la batuta cinematográfica de Bob Fosse (1927-1987). Música, por cierto, con alguna
intervención electrónica de Jonathan Elias (1956), de quien recientemente
comentamos su aportación a la psicotrónica Vamp (Íd.,
New World-Balcor Films, Richard Wenk, 1986).
Lo mismo podemos decir de los decorados de Mel Bourne (1923-2003), y la edición, concisa, de Jerry Greenberg (1936-2017). Edición y dirección que procuran un ritmo nada acelerado (lo que no significa que devenga lento). Conviene detenerse un poco en este aspecto, porque de un tiempo a esta parte, lo que se lleva son los montajes apresurados, por no decir desbocados, y las narrativas constantemente apelativas, fáticas, encaminados a entretener a un tipo de audiencia a la que hay que llamar continuamente la atención, si no se quiere ver perdida para la causa del cine (más bien para la causa económica), y que a estas alturas se ve incapaz de disfrutar de una trama con momentos de diálogo normal y corriente, o un mínimo de sosiego contemplativo, fundamental a la hora de describir personajes y no estereotipos o caricaturas.
De hecho, nos movemos en dos marcos o espacios temporales. El ayer y el presente. Bien hilvanados por esa puesta en escena y montaje al que hacía referencia.
Luego, está la sospechosa. La pareja sentimental y extra-oficial de George, pues era un hombre casado. Se trata de Brooke Reynolds (Meryl Streep), que trabaja en una conocida galería de arte y subastas llamada Crispin’s: un claro trasunto de Sotheby’s o Christie’s (donde se filma la película). ¿Será ella la criminal? Los indicios así lo acusan.
La ciudad es, como queda dicho, Nueva York, pero podemos considerar que la lluvia es más propiamente otro de los elementos de la trama. Envuelve las sensibilidades y la luz de los protagonistas. Esto cuando llovía, y no se limitaba el cielo a dejar caer cuatro gotas de barro. Qué gratificante, a la par de cinematográfico, es ver llover.
También están los problemas con el sueño, entendido en su doble faceta de perturbación, que deriva en una doble vida o personalidad, y estado de reposo que se ve interrumpido por una pesadilla.
De la investigación criminal se encarga el policía Joseph Vitucci (Joe Grifasi). Sugestionado por un divorcio reciente, y por la pérdida del paciente, Sam emprende su investigación paralela, entre fascinado y atemorizado. El propio George le ha puesto en antecedentes de un crimen familiar que atañe a Brooke, y sobre el que se ha echado tierra.
Una estupenda escena condensa todo este estado de ánimo. La de la lavandería del edificio donde vive Sam, a la que este acude, no solo para lavar su ropa, sino para hallar respuestas, y que se sitúa en el subsuelo -en las profundidades-. En su día, George ejerció de voyeur, de escrutador. Rol que ahora, por motivos no demasiado distintos, le ha trasladado a Sam (en el cine de la actualidad casi nadie observa). Siguiendo los pasos nocturnales de Brooke, Sam irá más allá de su despacho -de su cometido profesional-, e incluso más allá de la oficina en donde trabaja la mujer.
Aspectos de Vértigo (Vertigo, Alfred Hitchcock, 1958) y La ventana indiscreta (Rear Window, Alfred Hitchcock, 1954), debidamente asimilados. El ya citado estrato de los sueños se materializa en la senda arbolada que desemboca en una casona, edificada sobre unos peligrosos y acechantes acantilados.
Un punto de inflexión es el momento en el que Sam (per)sigue por la calle a una figura femenina durante la noche, que él cree es Brooke. Como en Vértigo, y nuevamente, por motivaciones no tan distintas, prevalece la fascinación por el otro. Este callejeo le conduce hasta Central Park, zona “oscura” de la ciudad cuando llega la noche. Y que muestra esa aparente calma. La inseguridad de dicho lugar, a tales horas, le jugará a Sam una buena-mala pasada. Un delito impide una desgracia mayor.
Pero el desarrollo vital también dispone de un espacio interno. Por algo, todos tenemos un pasado. Unos más que otros, esto es verdad. Y no me refiero a una cuestión de edad. Ahora, cuando conocemos a otra persona, de forma algo más que superficial, hay que ver la de problemas que acarrea (o nosotros). En el caso de Brooke, el pretérito se resolverá en el presente. Ya ha llegado la hora. Comenta este personaje que los años pasados junto a su padre en Florencia, Italia, atesoran los mejores momentos y recuerdos de su vida. Pero de forma significativa, también estos constituyen un engaño. Ciertamente, hay mucho que ocultar o de oculto en los individuos. Más, en un personaje, como en el que a veces nos convertimos. De igual modo que todos necesitan –necesitamos- de alguna ayuda noble y sincera de vez en cuando.
0 comentarios :
Publicar un comentario
¡Hola! Si te gusta el tema del que estamos hablando en esta entrada, ¡no dudes en comentar! Estamos abiertos a que compartas tu opinión con nosotros :)
Recuerda ser respetuoso y no realizar spam. Lee nuestras políticas para más información.