Rogue One: Una historia de Star Wars, de Gareth Edwards

07 enero, 2017

| | |
Cuando nuestra vida colisiona con la vida de los demás, comienza la historia de una serie de ramificaciones que se eternizan hasta la multitud y, por tanto, hasta la nada. Vivimos rodeados de personas cuyas historias desconocemos, pero que para otros tienen importancia capital. Nuestra historia, la historia de la humanidad, ha tenido a protagonistas renombrados, pero sus acciones nunca hubieran sido posibles sin la existencia de los anónimos, de quienes estuvieron a su lado, o en su contra, de quienes lucharon por lo que deseaban, de quienes les creyeron y siguieron su ejemplo. La mayoría conforma esa masa sin nombre que sirvió a Unamuno (1864-1936) para acuñar la intrahistoria o para los escritores realistas para originar las novelas-río, como Pérez Galdós (1843-1920) creó un universo ficticio de esas historias anónimas de los españoles del siglo XIX. Y de la misma forma, cuando surge una nueva realidad en la ficción, surgen las ramificaciones, las posibilidades infinitas, un tiempo distante y personal en el que elucubrar, sea el terreno de la fantasía, como la Tierra Media de Tolkien (1892-1973), o el del moderno y futuro espacio exterior, como el destino de las galaxias de Star Wars, la saga que nació de la mente de George Lucas (1944) desde aquella primera película de 1977.

Hay toda una serie de obras, sobre todo novelas y cómics, que desde los años ochenta han tratado de dar contenido al universo de aquella space opera. Sin embargo, con el desembarco de Disney en la ecuación, todo aquello ha quedado denigrado a no ser considerado como la auténtica historia, es decir, a no formar parte del canon en el que sí se integran las dos trilogías, la nueva trilogía que comenzó con El despertar de la Fuerza (J.J. Abrams, 2015), dos series, como la actual Star Wars Rebels, los nuevos cómics  y, por supuesto, todas las películas que bajo su sello lleguen a la gran pantalla, comenzando por la que hoy comentamos, Rogue One: Una historia de Star Wars (2016). Ya sea con la intención de lucrarse de una franquicia que ya cuenta con un gran número de seguidores o con la de contar historias interesantes dentro de ese universo, Rogue One marca el inicio de los ya anunciadas obras derivadas (spin off) que va a producir Disney y que pretende dar una identidad propia a cada película. Para este caso, contaron con el director Gareth Edwards (1975), de trayectoria aún breve y con Monsters (2010) y Godzilla (2014) como antecedentes.


Partiendo del prólogo que antecede a la primera entrega de la saga, la película pretende contar la historia del grupo rebelde que lo arriesgó todo para hacerse con los planos de la terrible Estrella de la Muerte. Acontece por tanto en el tiempo previo a Una nueva esperanza y en la época de máximo dominio del Imperio desde que se instauró casi dos décadas antes tras los acontecimientos de La venganza de los sith (2005). Es decir, estamos ante una época oscura y de represión, donde la Fuerza ha sido mitificada, los jedi han desaparecido y tan solo los rebeldes hacen frente a un Imperio cada vez más poderoso. Ahora bien, como sucede en la realidad, no todas las facciones están de acuerdo en la forma de enfrentar al Imperio y la visión idealizada de la Alianza Rebelde que nos ofrecían las primeras películas es sustituida por un retrato más realista y, por tanto, más crudo.

De esas ambigüedades será víctima la protagonista de la historia, Jyn Erso (Felicity Jones). Esta joven rebelde y solitaria arrastra tras de sí una vida de ausencias y lucha por la supervivencia que la ha hecho cautelosa y testaruda. Sin embargo, su importancia para la Alianza radica tanto en su relación con un rebelde renegado de métodos reprobables, Saw Gerrera (Forest Whitaker), como en su parentesco con un ingeniero militar del Imperio, su padre Galen (Mads Mikkelsen). Por ello, la reclutarán para enviarla a una misión junto al capitán Cassian Andor (Diego Luna) y su droide de combate reprogramado K-2SO (Alan Tudky), sin sospechar que sus pasos serán vitales para el destino de la galaxia. En el avance de la misión, se les unirán distintos personajes que conformarán la patrulla Rogue One, encargados finalmente de conseguir los planos de la Estrella de la Muerte.


Con esta argumento se erige la película de sentido más bélico que se recuerda en la franquicia, no porque en el resto de entregas faltaran batallas, sino porque el interés principal de las escenas es acudir a una acción propia del cine bélico, pero aquí imbuido del aspecto propio de la saga. Desde el principio seremos testigos de rescates de prisioneros, persecuciones, misiones de infiltración, batallas espaciales, combates entre soldados e incluso el uso de armas de destrucción masiva (o interplanetaria). En este sentido, el ritmo de la película debería ser trepidante, pero en ocasiones sentiremos que avanza a saltos de espectáculo visual en espectáculo sin ofrecer entre medias algo más que una justificación para el siguiente paso. Aparte, quizás podemos acusar cierta confusión en el tramo final por el número de frentes abiertos, aunque todos acaban bien resueltos e incluso podemos considerar que estamos ante una de las mejores batallas espaciales de la franquicia.

Sin embargo, pese a lo que pueda aparentar, Star Wars ha sido siempre una saga cuya importancia ha radicado en sus personajes. En esta ocasión, no hay lugar para los usuales héroes y villanos, aunque estos sean nombrados o hagan algún cameo, sino para los personajes situados a su sombra, como los militares de distinto rango que componían el ejército imperial o los soldados rebeldes de la Alianza. Por cierto, cabe destacar la llamativa semejanza visual en un tramo de la película con la guerra contra los yihadistas. A su vez, también es curioso descubrir que los personajes de ambos bandos no se diferencian tanto como cabría esperar. Ahí tenemos al capitán Cassian, que no dudará en actuar de manera fría en su escena introductoria, marcando desde el origen que es un hombre que cumple ordenes y que entiende que el fin justifica los medios. En efecto, no todos los rebeldes buscan la justicia, hay quienes prefieren la venganza o el exterminio del peligro, aún sin esperar a conocer la inocencia o la culpabilidad del ejecutado. El extremo de esta idea lo representará Gerrera, pero no faltarán ejemplos dentro del equipo de la Alianza Rebelde. Esta es una de las grandes y agradecidas novedades de esta entrega.


En este sentido, Jyn tiene motivos para desconfiar. Ahora bien, su actitud y compromiso conseguirá servir de ejemplo a quienes la siguen, otorgando esperanza a los demás. Sin duda, el personaje más elaborado será la protagonista, que desde una actitud inicial más individualista, acabará por tratar de conseguir cambiar las cosas para todos en un acto de entrega muy significativo. Junto a ella, Cassian será el personaje que mejor represente la redención, desde una postura en exceso disciplinaria pasando por las dudas ante el cumplimiento de su auténtica misión hasta convertirse en el compañero imprescindible. Ambos nos recuerdan a la difícil relación que existía entre Leia y Han en la primera trilogía, dado que también evolucionan desde una distancia inicial hasta un profundo sentimiento de unión y entendimiento, a pesar de sus evidentes diferencias. Este dúo se hubiera valido por sí mismo para conformar un protagonismo exclusivo junto al descargo humorístico que suponen las intervenciones de K-2SO, un droide que se aleja de las más inocentes intervenciones de C3PO o del divertido BB8 para acercarse a un punto más ácido y puntilloso, cercano al humor que rodea a personajes como Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory. Por cierto, un droide que cuenta con su propio arco evolutivo y en cuyo tramo final consigue sentirse lógico y necesario.

Con estos elementos, unidos al hecho de que soluciona y da sentido a algunas cuestiones de la trilogía original, como el funcionamiento del superláser a partir de los cristales con los que se creaban las espadas láser o aquel blanco de burlas que siempre ha supuesto el punto débil de la Estrella de la Muerte, sirviendo incluso para revalorizar los acontecimientos de Una nueva esperanzaRogue One podría haber sido una película excelente. Decíamos que podría haber sido porque si bien cuenta con los elementos positivos ya mencionados, también tiene carencias y es notable cómo no acaba de aprovechar todos sus recursos para conseguir un grado más de profundidad. Uno de sus defectos más evidentes los encontramos en unos diálogos que en muchas ocasiones se sienten artificiosos. Pero también las lagunas entre las relaciones o el sentido de algunos personajes secundarios.


Si bien es cierto que, por ejemplo, Bodhi Rook (Riz Ahmed), el piloto imperial desertor no necesitaba mayor profundidad, parece incomprensible la amistad que se establece entre Jyn y los misteriosos Chirrut Îmwe (Donnie Yen), especie de guerrero místico cuya ceguera no le impedirá demostrar su fe inquebrantable en la Fuerza (nos lo recordará hasta el aburrimiento) ni sus sorprendentes habilidades bélicas, y Baze Malbus (Jiang Wen), su compañero de comportamiento más incrédulo que cuenta con una poderosa arma. Se puede comprender su anexión a la Alianza o su búsqueda de justicia por hechos que acontecen en la película, pero su colaboración anterior o su lógica dentro del entramado es, cuanto menos, cuestionable. Y aunque cada uno de los componentes de Rogue One acabe siendo necesario para el cumplimiento de la misión, en varias ocasiones de forma artificiosa, es decir, haciendo notar que ha sido una decisión del guionista para meter al personaje y no de la lógica historia, su destino no logrará sentirse catártico o, incluso en algunos casos, emotivo.

Algo semejante sucede con el villano Orson Krennic (Ben Mendelsohn). Este personaje se caracteriza por su búsqueda del poder, por su ambición personal de subir y ascender, objetivo que no solo le resultará imposible, sino que será ninguneado por el resto de personajes del Imperio. En primer lugar, su altanería siempre se verá cuestionada, incluso desde la primera secuencia, y la representación de su crueldad es producto de su rencor y de su sentido de inferioridad. Esto nos revela un personaje más humano que en otras ocasiones, lo cual es un acierto, pero el problema lo encontramos tanto en su falta de carisma como en unas intervenciones que pueden resultarnos infantiles. Y en segundo lugar, es un personaje en desventaja frente a la presencia de otros pesos de la franquicia, como Darth Vader (que en esta película consigue sentirse imponente y ofrece una secuencia que justifica el temor que infunde como villano) o la sorpresiva aparición de Turkin (Guy Henry, oculto tras un proceso de CGI que le convierte en Peter Cushing), que se erige como su superior, aunque legando un retrato algo más caricaturesco que el original, no por su apariencia animada que logra ser bastante realista, sino por el planteamiento de un personaje menos frío o serio que en Una nueva esperanza.


Aunque pudiera resultar contradictorio, el empeño en tratar de ofrecernos una visión más realista y cruda de Star Wars también provoca que determinadas decisiones y acciones no parezcan naturales, que haya una desconexión con los personajes que a pesar de su buena caracterización, están menos trabajados y resultan más ficticios en sus motivaciones, y que a pesar de su acción y de su drama, no haya la catarsis completa que hubiera podido, o debido, producirse. Una catarsis que sí encontramos de forma más plena, curiosamente, con las escenas finales, donde recuperamos la conexión más directa con las películas originales, quizás más simples, pero de mayor fuerza. 

Por último, cabe destacar que Rogue One cuenta con una factura técnica de gran calidad, algo que cabía esperar, pero que incluso llega a sorprender en el inteligente uso del CGI. No podemos decir lo mismo en el trabajo en la banda sonora, cuyo compositor, Michael Giacchino, acude a los sonidos originales de John Williams, pero manipulándonos, lo que nos otorga la sensación de estar ante una copia barata, dado que se produce un desajuste entre lo que espera escuchar y lo que se escucha. Hubiera sido preferible que, dado el talento mostrado en sus composiciones anteriores, hubiera optado por piezas más personales o versiones menos discordantes. No queremos con ello denostar todo su trabajo en Rogue One, dado que también contiene piezas originales a tener en cuenta.


En definitiva, esta entrega de la franquicia Star Wars cuenta con todos los elementos para ser una buena película, brindándonos un entretenimiento de calidad a la par que revaloriza otras entregas de la saga y nos ofrece una visión más realista de este universo ficticio. Sin embargo, no aprovecha bien todos sus recursos narrativos y argumentales para lograr erigirse como una gran obra por sí misma, a pesar de tenerlo a su alcance. Unas carencias que se evidencias en la narración, en la ausencia de lógica y carisma de varios de sus personajes, en diálogos poco creíbles o en un clímax con el que no todos lograrán conectar.   

Escrito por Luis J. del Castillo



2 comentarios :

  1. Pues debo decir que yo salí encantada del cine. Me gustó muchísimo y disfruté como una enana. Puede que no sea imparcial al tratarse de una saga que me gusta, pero creo que lo importante es si sales satisfecho del cine; si te ha entretenido y si ha conseguido llegar a lo mas hondo.

    Nos leemos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Raquel, lo primero es agradecerte tu comentario. Sobre lo que comentas, yo también soy fan de la saga y salí bastante satisfecho del Episodio VII, por ejemplo, y en su momento disfruté de la trilogía-precuela, pero eso no debe impedirnos valorar los aspectos negativos o menos trabajados de cada película.

      Como digo en mi reseña, no se trata de una mala película o de una obra que no logre entretener, pero creo que tiene algunos defectos que pueden impedir que todos disfrutemos de su visionado tanto como otros han podido hacerlo. Me alegro de que te gustara, hay un gran número de personas a las que Rogue One ha conquistado, pero no ha sido mi caso, y esto sin negar todas sus virtudes, que las tiene.

      De nuevo, ¡gracias por comentar y recibe un cordial saludo!

      Eliminar

¡Hola! Si te gusta el tema del que estamos hablando en esta entrada, ¡no dudes en comentar! Estamos abiertos a que compartas tu opinión con nosotros :)

Recuerda ser respetuoso y no realizar spam. Lee nuestras políticas para más información.

Lo más visto esta semana

Aviso Legal

Licencia Creative Commons

Baúl de Castillo por Baúl del Castillo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

Nuestros contenidos son, a excepción de las citas, propiedad de los autores que colaboran en este blog. De esta forma, tanto los textos como el diseño alterado de la plantilla original y las secciones originales creadas por nuestros colaboradores son también propiedad de esta entidad bajo una licencia Creative Commons BY-NC-ND, salvo que en el artículo en cuestión se mencione lo contrario. Así pues, cualquiera de nuestros textos puede ser reproducido en otros medios siempre y cuando cuente con nuestra autorización y se cite a la fuente original (este blog) así como al autor correspondiente, y que su uso no sea comercial.

Dispuesta nuestra licencia de esta forma, recordamos que cualquier vulneración de estas reglas supondrá una infracción en nuestra propiedad intelectual y nos facultará para poder realizar acciones legales.

Por otra parte, nuestras imágenes son, en su mayoría, extraídas de Google y otras plataformas de distribución de imágenes. Entendemos que algunas de ellas puedan estar sujetas a derechos de autor, por lo que rogamos que se pongan en contacto con nosotros en caso de que fuera necesario retirarla. De la misma forma, siempre que sea posible encontrar el nombre del autor original de la imagen, será mencionado como nota a pie de fotografía. En otros casos, se señalará que las fotos pertenecen a nuestro equipo y su uso queda acogido a la licencia anteriormente mencionada.

Safe Creative #1210020061717