Hace poco concluíamos un mes dedicado a la apertura de inicio escolar y a una fiesta tan terrorífica como Halloween. Finalizando noviembre, entre niebla y oscuridad del ya finalizado octubre, presentamos una novela que viene al caso, como Brumas de octubre. Este libro nos recuerda una vivencia por la que todos, de una manera u otra, hemos pasado alguna vez en nuestra vida: la adaptación escolar en nuestra adolescencia. Este libro, escrito por Lola Gándara en 1994, nos abre los ojos a un mundo cercano, un ambiente que a veces ya nos resulta lejano y que, en ocasiones, no somos capaces de ver. Recordaremos a jóvenes que se escapan de clase para ir a la playa, a los temidos y prototípicos profesores que atemorizan a los alumnos, y a las diferentes clasificaciones sociales que existen entre los distintos alumnos de un mismo instituto.
Ambientado en la década de los noventa, Miguel Oliva será nuestro joven protagonista, encaminado a afrontar Primero de BUP un 5 de octubre (equivalente actualmente a Tercero de ESO). Con miedo e ilusión a partes iguales, propios de una edad complicada y de la incertidumbre ante lo desconocido, tiene suerte de encontrar un grupo de amigos que se convertirá en una parte fundamental de su vida. Junto a Suso Álvarez (conocido por su popularidad y su mote El Rojo), Leti (la chica que le gusta), Vero, Couselo, Simón (parapléjico y el mejor amigo de Miguel) y algunos compañeros más, correrán mil y una aventuras en relación al instituto, que es el escenario principal y donde se situará la mayor parte de la trama de la novela. Desde peleas, amores y desamores, suspensos y broncas con los padres, hasta momentos cruciales para un adolescente, en los que demostrarán que, para ellos, la amistad es un pilar fundamental en sus vidas. Este grupo singular de amigos y las típicas aventuras y desventuras adolescentes recordarán bastante a la pandilla creada en la serie juvenil Pulseras rojas, de Albert Espinosa, sobre todo Suso en el papel de líder, popular, atrevido y luchador como Lleó, y Miguel como leal y confidente a lo Jordi.
Grupo de la serie televisiva Pulseras rojas |
Un punto a favor de la historia, y que la convierte en algo más que una simple novela juvenil realista entre las numerosas que ya existen, es que no sólo hablaremos de la vida adolescente durante el transcurso de la misma. Profesores, padres, el director del centro o, incluso, el conserje cobrarán un importante protagonismo a lo largo de la historia, que de principio a fin abarca un curso escolar completo. Y es que no siempre los adultos y, más concretamente, sus profesores, están tan seguros de sí mismos como los alumnos piensan. Encontraremos debilidades cotidianas como la rutina diaria de un profesor (tutor de la clase de nuestro protagonista) recién salido de su carrera universitaria y con una prometedora esperanza a la hora de impartir clase que decae conforme la desilusión ante sus alumnos aumenta.
Lola Gándara |
La autora transmite veracidad y realismo con esta historia, narrada de manera muy ligera y atrayente para un adolescente, que le hará no soltar el libro hasta el final y sentirse identificado en cualquier historia dado el gran número de personajes con un carácter diverso. Además, encontraremos un sinfín de motes, tanto a profesores como entre alumnos, un vocabulario propio de la jerga juvenil perteneciente a la generación de los ochenta y expresiones típicas que quizás hoy en día quedan lejanas para un adolescente actual. La sinopsis de la novela puede llegar a transmitir una historia más profunda de la que realmente descubriremos. Pero aún así nos encontraremos ante un libro ameno, divertido y emocionante en varias partes.
Sin embargo, su final no resulta así de positivo, ya que, en muchas ocasiones, debido a multitud de tópicos, resultará bastante predecible desde prácticamente la mitad del mismo y, dada su brevedad (la novela contiene unas 150 páginas), puede convertirse en una trama monótona para un lector más maduro.
Sin embargo, su final no resulta así de positivo, ya que, en muchas ocasiones, debido a multitud de tópicos, resultará bastante predecible desde prácticamente la mitad del mismo y, dada su brevedad (la novela contiene unas 150 páginas), puede convertirse en una trama monótona para un lector más maduro.
Clase de 3º ESO en un instituto. Fotografía de MB |
Sin duda, Brumas de octubre es una novela para disfrutar y recordar viejos tiempos de juventud, en los que escapar del instituto o conseguir aprobar con un temido profesor era toda una aventura. Una edad difícil en las que se descubre el amor, el valor de la amistad y se empieza a labrar un porvenir, todo ello enfrentándose a las normas, al poder adulto y a la represión de familia y profesores, quienes, en ocasiones, se ven reflejados en esos espejos que creían ya olvidados.
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