Con motivo de la boda de su hijo adoptivo Alejandro (Ben Barnes) con Missy (Amanda Seyfried), Ellie Griffin (Diane Keaton) vuelve a su antiguo hogar diez años después de que su marido Don (Robert De Niro) la engañara con su mejor amiga Bebe (Susan Sarandon), con la que vive desde entonces. Pero, cuando Alejandro les anuncia que su madre biológica (Patricia Rae) asistirá a la boda y que, debido a sus estrictas creencias religiosas, no debe saber que Ellie y Don están divorciados, éstos se verán obligados a aparentar que son un matrimonio feliz, y Bebe tendrá que salir de escena.
Robert De Niro, al que vimos recientemente en el film El lado bueno de las cosas, repite como padre y marido protagonista, al que la boda de su hijo adoptado le invade de felicidad y entusiasmo, aunque no sea consciente de que también amenaza con desmontar su tranquila vida. Sus dos mujeres, la divorciada y su actual compañera, están interpretadas por Diane Keaton y Susan Sarandon, y ambas brillan especialmente en compañía de De Niro, que es, sin duda, de los mejores papeles de la película. Como secundarios tenemos a Amanda Seyfried (la entrañable Cossete en Los Miserables), Catherine Heigl (protagonista de la divertida La cruda realidad) y Robin Williams, que interpreta al extravagante cura católico y alcohólico.
Con momentos que pueden recordar a películas como El padre de la novia o Los padres de ella, el guión gira en torno a una familia americana no precisamente tradicional, pero que saben vivir en armonía entre un matrimonio fracasado, una hija alejada de su padre que guarda un (previsible) secreto, un hijo treintañero aún virgen, y otro hijo que es adoptado, Alejandro, protagonista y feliz novio de la gran boda, que realmente quedará en segundo plano debido a las tramas familiares. Alejandro teme decepcionar a su familia biológica si les cuenta este surrealista panorama, compuesta por una madre católica y una hermana algo liberal; es entonces cuando decide sacrificar a su familia de acogida con una mentira que, como cabía esperar, no llegará muy lejos.
Un gran pilar de la película lo constituye el reparto, que es lo que hace que la historia no se olvide al instante de salir de la sala. Cuenta con nombres tan importantes como Robert de Niro, Susan Sarandon, Diane Keaton, Katherine Heigl, Amanda Seyfried, Robin Williams o Ben Barnes. Justin Zackham, el joven director de este film, ya tuvo la oportunidad de dirigir a otros dos grandes de la escena, Morgan Freeman y Jack Nicholson, en la comedia dramática Ahora o nunca. En esta ocasión, escribe y dirige esta comedia de enredo, a su vez remake de la coproducción franco-suiza Mon frère se marie, cuyos momentos de humor son, al igual, constantes y fantásticos.
Pero en La gran boda encontraremos también momentos para reflexionar, en los que profundizan en realidades sociales actuales como los desengaños amorosos, los problemas para tener un hijo o las relaciones inestables, aportando sensibilidad y empatía con el espectador sin llegar a ser lacrimógeno o irritante. Es un hecho que marca la diferencia para encariñarse con las historias y sus protagonistas. Y, aunque es posible que la película no aporte nada nuevo al género y las situaciones recuerden a otras anteriormente vistas, hay determinados momentos, entre ellos, grandes giros y sorpresas humorísticas, que harán soltar alguna carcajada y mantener la sonrisa y la lágrima encogidas, fundamental para un film que, sin llegar a obra maestra, nos llegará al corazón.
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