El verano, momento de evasión para muchos, es una estación perfecta para llevar un libro bajo el brazo a la playa y disfrutar del sonido de las olas de fondo en una apasionante lectura. Entre junio, julio y agosto, nuestros meses más productivos, hemos reseñado a la par que criticado varios libros. Pero siempre defenderemos que cada obra puede resultar diferente a cada lector, ofreciéndonos cosas distintas según nuestro estado y pudiéndonos suscitar críticas distintas. Por ello, os ofrecemos esta lista de libros de los que hemos hablado en Baúl del Castillo:
Una playa para pasar el día leyendo. Fotografía de LJ |
"Nadie aludió al trascendental acontecimiento, ni se atrevió a decir la menor chanza que pudiese poner colorada a la novia; pero al despedirse los convidados, algunos caballeros recalcaron maliciosamente las buenas noches, mientras matronas y doncellas, besando con estrépito a la desposada, le chillaban al oído: «Adiós, señora... Ya eres señora, ya no es posible llamarte señorita...», celebrando tan trivial observación con afectadas risas, y mirando a Nucha como para aprendérsela de memoria. Cuando todos fueron saliendo, don Manuel Pardo se acercó a su hija, y la oprimió contra el pecho colosal, sellándole la frente con besos muy cariñosos. Hallábase realmente conmovido el señor de la Lage: era la primera vez que casaba una hija; sentía desbordarse en su alma la paternidad, y al tomar de la mano a Nucha para conducirla a la cámara nupcial, alumbrándoles el camino Misia Rosario con un candelabro de cinco brazos cogido de la mesa del comedor, no acertaba a pronunciar palabra, y un poco de humedad se asomaba a sus lagrimales áridos, y una sonrisa de orgullo y placer entreabría al mismo tiempo su boca. En el umbral pudo exclamar al cabo:
-¡Si levantase la cabeza tal día como hoy tu madre que en gloria esté!"
"No tener ya a tu lado a la persona con la que quisieras estar significa, sencillamente, volver hacia atrás. Miras hacia atrás mucho más que hacia delante. Es un viaje que haces apoyado a la barandilla de popa, no de proa.
No tener ya a tu lado a la persona con la que quisieras estar significa no necesitar llamar del trabajo para decir que vas a llegar tarde. A nadie le interesa saberlo, nadie te está esperando. También significa que no podrás quejarte del día que has tenido cuando vuelvas a casa. Y eso no es poco. [...] Con ella los silencios eran hermosos, rotundos, suaves y acogedores, mientras que ahora son incómodos, ásperos y largos. Y, si he de ser sincero, para mí son incluso ruidosos. No me gustan nada."
- Eurekas y euforias, de Walter Gratzer
- Las cosas que no nos dijimos, de Marc Levy
- Que la muerte te acompañe, de Risto Mejide
- El hombre en el laberinto, de Robert Silverberg
- La torre de cristal, de Robert Silverberg
- Artículos, de Mariano José de Larra
- La Celestina, de Fernando de Rojas
"CELESTINA.- No ay çurujano, que a la primera cura juzgue la herida. Lo que yo al presente veo te diré. Melibea es hermosa, Calisto loco e franco. Ni a él penará gastar ni a mí andar. ¡Bulla moneda e dure el pleyto lo que durare! Todo lo puede el dinero: las peñas quebranta, los ríos passa en seco. No ay lugar tan alto, que vn asno cargado de oro no le suba. Su desatino e ardor basta para perder a sí e ganar a nosotros. Esto he sentido, esto he calado, esto sé dél e della, esto es lo que nos ha de aprouechar. A casa voy de Pleberio. Quédate adiós. Que, avnque esté braua Melibea, no es ésta, si a Dios ha plazido, la primera a quien yo he hecho perder el cacarear. Coxquillosicas son todas; mas, después que vna vez consienten la silla en el enués del lomo, nunca querrían folgar. Por ellas queda el campo. Muertas sí; cansadas no. Si de noche caminan, nunca querrían que amaneciesse: maldizen los gallos porque anuncian el día e el relox porque da tan apriessa. Requieren las cabrillas e el norte, haziéndose estrelleras. Ya quando veen salir el luzero del alua, quiéreseles salir el alma: su claridad les escuresce el coraçón. Camino es, hijo, que nunca me harté de andar. Nunca me vi cansada. E avn assí, vieja como soy, sabe Dios mi buen desseo."
- El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder
- El agente protegido, de James Nava
- El psicoanalista, de John Katzenbach
- Un día más, de Fabio Volo
- Páginas para un libro sin final, de Guillermo Sena Medina
- El mundo amarillo, de Albert Espinosa
- Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven, de Albert Espinosa
"Se titulaban 'triste', 'enamorado', 'añorado', 'infiel', 'alejado', 'solo' y una que me impactó enormemente 'afortunado'... Ese adjetivo aparecía en casi diez o doce fotos. Creo recordar que fue la primera vez que vi escrita esa palabra en un papel. En mi mundo la gente no era afortunada, y mucho menos se le ocurriría escribirlo en tinta para que quedase constancia para siempre. Cuatro horas más tarde volvió la enfermera y me dijo que ya le habían quitado un pulmón y todo iba bien. La enfermera me soltó "Tu amigo es un hombre afortunado". Yo sonreí. Ya lo sabía."
Esperamos que disfrutéis de alguna de estas lecturas si no lo habéis hecho ya, además de leer nuestras reseñas y críticas y dejar vuestra opinión en algún comentario. Y con esto, damos por concluído agosto (y el verano) en reseñas literarias, pero, ¡habrá más en septiembre!
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Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que son muy buenas lecturas.
Te sigo y te invito a que te pases por mi blog.
Besis.
Oh, hay algunos que sí que he leído, pero me quedo con El mundo de Sofía. Me lo leí en 1º de Bachillerato para hacer un trabajo sobre ello y el libro me gustó un montón, aprendí muchísimo con él y el final fue fantástico. ^^
ResponderEliminar¡Un abrazo! =)