Hacia el
profundo,
hacia el mar,
donde el abismo
multiplica su
negrura vertical
al límite de la
luz perdida.
Hacia la altura,
hacia el azul
inmenso donde
la nube, donde
el águila
vive fugitiva y
libre.
¿Hacia dónde
caminamos
que ni siquiera
alientan las
pisadas
los cálidos
sabores del recuerdo?
(Más allá del
olvido, 2003)
Guillermo Sena Medina, nacido en Bailén (Jaén) en 1944, pero residente de La Carolina (Jaén), es Teniente Fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, además de cronista de la Real Carolina, Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco en 2000, entre otras distinciones, y pertenece a la Real Academia de Nobles Artes y Bellas Letras de Córdoba, así como al Centro de Estudios Históricos de Granada, además de, obviamente, a la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
Pero la razón por la cual lo traemos a nuestro baúl es por su condición de poeta (es Primer Premio Baeza de poesía, más un largo etc.), además de ser gran estudioso de la vida y la obra de San Juan de la Cruz. No en vano, Guillermo Sena es considerado como uno de los tres poetas místicos más importantes de la actualidad.
Pero la razón por la cual lo traemos a nuestro baúl es por su condición de poeta (es Primer Premio Baeza de poesía, más un largo etc.), además de ser gran estudioso de la vida y la obra de San Juan de la Cruz. No en vano, Guillermo Sena es considerado como uno de los tres poetas místicos más importantes de la actualidad.
Toma mi verso
y estrújalo en
tu mano,
si mana sangre
es el dolor del
poeta
por cuanto hay
en el hombre
que no es
humano.
(Compás de
silencios, 1977)
Merece la pena acercarse a su obra, que llama la atención por ser una poesía acendrada, directa, ajena a símbolos abstrusos o esas interminables notas a pie de página que nos remiten a las crípticas intenciones del autor, entorchados lingüísticos que embarran en exceso la creación poética y, algo que Sena no olvida, el placer del lector de poder leerla, comprenderla, aprehenderla, compartirla.
Porque la poesía de Sena va dirigida al cuerpo y al alma tal cuales son, sin retorcidos artificios o epatantes estructuras, con especial querencia por el verso endecasílabo. La honestidad de Guillermo Sena comienza consigo mismo.
Para decir amor
no es preciso la
palabra,
ni la sutil
presencia
de la mujer
amada.
Para decir amor
no hace falta el
viento
ni la sílaba
pura
que se espera y
escucha
de unos labios
sedientos.
Para decir amor
basta con las
miradas,
voces del
corazón,
luces de la
ilusión,
besos del alma.
(Redil de sombras,
1984)
Páginas para un libro sin final (Quaderna Editorial, Murcia, 2007) es un magnífico compendio y una estupenda edición para todo aquel que desee acercarse a la obra del poeta de Bailén. Se compone de cinco poemarios (cuatro editados anteriormente, uno inédito) compuestos entre 1977 y 2006. De su obra estamos entresacando los bellos ejemplos poéticos que adornan la reseña (extensión del blog obliga a no por cortos, menos trascendentes muestras). Porque la poesía -como el buen cine-, no hay que explicarla, hay que saborearla.
Los cinco poemarios presentan un tema en común, la palabra, su trascendencia y su relación con el otro (o en el caso más deseable, con los demás). Valores expuestos mediante intensas anáforas o repeticiones ajustadas a derecho. Puente sobre aguas turbulentas que llamamos vida, pero puente renacentista al fin y al cabo.
y se ufana de
verlos publicados.
Los quiere muy
leídos, comentados
por amigos, por
críticos conversos.
Escribe libros
con temas diversos,
dando en ellos
su vida y sus pecados.
Los mira con los
ojos asombrados
y sufre por los
juicios más adversos.
¡Cuánta ilusión
y cuánta fe tan fútil!
La realidad está
junto al dinero
y no le gusta ir
tras las palabras.
Te decía, poeta,
es inútil
marchar a
contrapié del mundo entero,
más ¿cómo
cosechar si nunca labras?
(Ésta palabra
inútil, 1978)
La persona es la palabra, y Guillermo Sena dignifica la palabra en estos tiempos de pleonasmos e hipocresías (las ineficacias de la palabra, como las denomina Alfonso Ortega Carmona en su prólogo al libro). Si un autor es importante cuando te enriquece, merece la pena acercarse a Guillermo Sena Medina, aunque al fin te enroque más en un mundo de imaginación que en el de la realidad pedestre, más que descarnada, implacablemente expuesta. Y así, tal y como esta última se nos presenta, ¿quién quiere reafirmarse en la realidad, en lugar de en los versos del poeta?
Lo más probable es que sigamos siendo un grupo reducido, pero no cabe duda que selecto.
Lo más probable es que sigamos siendo un grupo reducido, pero no cabe duda que selecto.
RUMOR DEL MAR
(MAHLER)
Rumor, rumor del
mar: coral sublime.
La espuma rompe
sus silencios: notas
sobre
pentagramas de sal y viento.
Las olas ante
las rocas se humillan
tejiendo encajes
blancos verdiazules.
Grandes amantes,
la tierra y el agua,
se arrullan
lujuriosos en la arena.
Por la playa
pasea Gustav Mahler
grabándose en el
alma este recuerdo
para fundirlo en
música sinfónica.
(De su Sinfonía lírica, Ed. Rondas, Barcelona,
1978)
Gusta reencontrarse con la palabra auténtica, digna, sincera, humana (en su sentido más noble). Y aún siendo personal es transferible, reflejo de unas vivencias que, inspiración del poeta, devienen reflejo de la de muchos otros seres. La tierra ha sido labrada, y la cosecha es esplendorosa. El viento se encargará de lo demás.
Escrito por Javier C. Aguilera
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