Habiéndose cumplido un mes de la publicación del último álbum del grupo La Oreja de Van Gogh, trabajo que entró directo al número uno en la lista de ventas oficial de nuestro país, puesto en el cual se mantuvo por dos semanas consecutivas. Después de este asentamiento en el mercado musical, y tras los eventos de promoción iniciales alrededor de España e Hispanoamérica, podemos analizar este nuevo trabajo con una mejor perspectiva.
Tras el éxito del primer single escogido, La niña que llora en tus fiestas, Cometas por el cielo nos ofrece diez canciones más que mantienen la esencia característica de La Oreja de Van Gogh, pero, a su vez, llenas de un sonido diferente, con toques más electrónicos que el pop que podemos encontrar en sus anteriores álbumes.
Producido por Simon Nordberg, quien trabaja por primera vez con LODVG después de que Nigel Walker y Alejo Stivel se encargaran de los álbumes anteriores, supone una evolución profesional y abre nuevos horizontes tanto para sus integrantes como para su vocalista, Leire Martínez, tratándose de su tercer disco con el grupo, después del abandono de Amaia Montero. Tras cuatro años siendo la nueva voz, es evidente su gran adaptación con el resto de miembros, traduciéndose en una mayor implicación en el trabajo con la banda si lo comparamos con su primer disco, A las cinco en el Astoria. Actualmente, el grupo ha encontrado en las redes sociales, como Facebook o Twitter, un medio idóneo para contactar con sus seguidores de forma más asidua y cercana; por ejemplo, grabando regularmente twitcams para poder chatear en directo con sus fans y ofrecer así las novedades en torno a la banda donostiarra.
Cometas por el cielo arranca con la ya conocida La niña que llora en tus fiestas, primer single y, hasta el momento, posiblemente el tema más popularizado del disco, gracias a su gran difusión en Internet y en radios durante todo el pasado verano. Se trata de una canción pegadiza, que se llena de fuerza hasta culminar en su estribillo, y cuya letra nos habla de quienes se pierden en el camino de la vida, quienes luchan por seguir para superar graves dificultades personales, como pueden ser adicciones.
Imagen del grupo en una de las twitcams con sus seguidores |
Los integrantes del grupo ya describían algunos de sus temas en las twitcams que han tenido con sus fans, entre ellos, hablaban de Día cero como un tema que crece en intensidad y emoción a medida que va avanzando, cuyo estribillo se aleja del estilo electrónico de La niña que llora en tus fiestas y se centra en unas melodías más características del sonido LOVG. Su letra nos habla de una profunda historia de amor que se ve truncada por culpa de una infidelidad, en la que uno de ellos pide un perdón que nunca llega a su destinatario.
Por el contrario, Cometas por el cielo es un tema animado y optimista, cuya sonoridad invitan a adentrarse en un ambiente repleto de libertad y mensajes positivos. La letra podría trasladarse a muchas situaciones cotidianas, aunque el propio grupo explica que trata de la historia entre pareja homosexual de mujeres, en la que una le invita la otra a probarlo y descubrirlo, exponiendo la libertad que tienes de actuar, y, a su vez, el miedo a actuar debido al qué dirán de los demás.
MB: La voz de Amaia era muy personal y característica, siendo el sello primordial de LODVG. Pero Leire está ocupando muy bien su lugar, y cada vez me convence más, sobre todo cuando la oigo cantar en directo. El 13 de septiembre fui impaciente a comprar el nuevo álbum, para comprobar si el resto de canciones sonaban tan bien como el primer single, La niña que llora en tus fiestas. Quizás no transmite tanto sentimiento como singles anteriores, pero le da un toque distinto a lo que estamos acostumbrados a oír de la Oreja, recordando a otras canciones como Más o Sola, del disco A las cinco en el Astoria.
Personalmente, sus letras me siguen emocionando como antaño, y aunque sí es cierto que a veces se repiten muchos sonidos en sus canciones, haciendo que se parezcan demasiado e, incluso, llegando a tener la sensación de estar escuchando siempre una misma canción, sus temas esconden algo que hacen querer escucharlos de principio a fin. Quizás sea que cada canción puede ser aplicada a cualquier momento de nuestra vida; temas como el desamor o problemas sociales nunca faltan en sus trabajos, como la canción Promesas de Primavera, en la que auguran un pronto final del terrorismo en nuestro país.
Si tuviera que elegir una canción de este nuevo disco, seguramente me decantaría por Mientras quede por decir una palabra, un tema que exterioriza una romántica historia de amor y por cuya melodía lo clasificaría dentro de los temas más clásicos del álbum; además, me recuerda a una mezcolanza de diversas canciones anteriores, como Nadie como tú o La primera versión. En contraposición, tampoco dejo de escuchar Mi calle es Nueva York, de las más risueñas del disco y que nos invita a sumergirnos a un mundo donde la alegría y el baile son los reyes de la fiesta.
En definitiva, La Oreja de Van Gogh es un grupo que me ha acompañado la mayor parte de mi vida gracias a sus canciones, las mismas que pasen los años que pasen, no me canso de seguir escuchando.
Midori: De La niña que llora en tus fiestas tengo que decir que la letra me gusta mucho porque cuenta una situación en la que más de uno de nosotros nos hemos visto en algún momento de nuestra vida. Tiene mucho ritmo; tanto, que incluso te apetece irte a tomar unas copas cuando la escuchas...
Roland: Este último disco de La Oreja de Van Gogh me ha decepcionado en gran medida. Sinceramente no esperaba tanta influencia de la música (?) actual, del tipo dance pop. Si bien es cierto que ellos mismos son producto de lo que escuchan a diario, creo que el productor ha tenido mucha más importancia en el disco de lo que podamos creer. Quizás otro trabajo de Nigel Walker hubiera sido peligrosamente repetitivo. En este sentido me hubiera encantado oir este mismo disco producido por Alejo Stivel (Dile al sol y 19 días y 500 noches, de J. Sabina, entre muchas otras joyas…). En este disco, raro es el tema que escape de esa influencia dance-pop. Me estaré haciendo viejo, pero un disco de Fito, M-Clan o Pereza me transmiten mucho más y los veo mucho más elaborados (¿Con más duende, diria?) que cualquier trabajo más artificial como puede ser lo último de Pibull, Juan Magan o Enrique Iglesias. No me atrevo a echar la culpa a nadie, productor, ingenieros de mezcla o de mástering, pero la fatiga auditiva que produce este disco es verdaderamente notable. La compresión en algunos temas es excesiva. ¿Son necesarios tantos decibelios? ¿Es buena tan poca dinámica?
Repasando uno a uno los temas del disco, prefiero saltarme el single La niña que llora en tus fiestas. Digamos que es single porque realmente define el disco. No creo que, como ellos mismo dijeron, sea un tema tipo “Pop” dentro de un disco regular. Día cero, un tema que sin duda comienza con buenas vibraciones hasta que llega la ola de saturación que lo abruma todo. Comparad vosotros mismos las sensaciones que percibís en el inicio del tema y en el final. ¿Qué preferís? En Paloma blanca diría que ha sucedidos algo similar a lo que pasó con Un cuento sobre el agua. Grandes inicios y grandes arreglos… que llevan a unos estribillos no tan logrados. Cometas por el cielo, el tema homónimo del disco es que realmente te avisa de que el single no fue un despiste. Este disco es así. El apartado rítmico junto a un excesivo tratamiento vocal nos da que pensar. ¿Estamos ante el último hit de Pont-Aeri, David Guetta…? Es un caso parecido a Las noches que no mueren, donde veo un tema propio de LOVG pero que de nuevo cae en las tendencias electrónicas. ¿Y si hubieran sustituido algunas de esas cuerdas y sintetizadores por unas guitarras eléctricas o algo más de piano natural? El tiempo a solas… no me quiero repetir pero.. ¿"Subidón, subidón”?
Repasando uno a uno los temas del disco, prefiero saltarme el single La niña que llora en tus fiestas. Digamos que es single porque realmente define el disco. No creo que, como ellos mismo dijeron, sea un tema tipo “Pop” dentro de un disco regular. Día cero, un tema que sin duda comienza con buenas vibraciones hasta que llega la ola de saturación que lo abruma todo. Comparad vosotros mismos las sensaciones que percibís en el inicio del tema y en el final. ¿Qué preferís? En Paloma blanca diría que ha sucedidos algo similar a lo que pasó con Un cuento sobre el agua. Grandes inicios y grandes arreglos… que llevan a unos estribillos no tan logrados. Cometas por el cielo, el tema homónimo del disco es que realmente te avisa de que el single no fue un despiste. Este disco es así. El apartado rítmico junto a un excesivo tratamiento vocal nos da que pensar. ¿Estamos ante el último hit de Pont-Aeri, David Guetta…? Es un caso parecido a Las noches que no mueren, donde veo un tema propio de LOVG pero que de nuevo cae en las tendencias electrónicas. ¿Y si hubieran sustituido algunas de esas cuerdas y sintetizadores por unas guitarras eléctricas o algo más de piano natural? El tiempo a solas… no me quiero repetir pero.. ¿"Subidón, subidón”?
En Promesas de primavera cabe destacar sin duda el mensaje de la letra. Ya era hora poder escuchar algo así, quien ya sepa a lo que se refieren, estarán conmigo. Lamentablemente muchos aspectos, de nuevo esos techno-estribillos me persiguen… Cuánto me gustaría oir este disco en formato puramente acústico. ¿No os lo habéis planteado? Un minuto más lo considero el tema más descartable de todos. Vale que se deba incluir alguna balada en el disco, pero de verdad, ¿No creéis que Historia de amor no era un tema más acertado? Vale, que quizás se tratara de algún problema de royalties por el tema de que la letra no es de ellos (salió de un concurso, bla bla), pero aun así nos quedaría Epifanía un “descarte” del disco. ¿No os gusta ese tema? Si la respuesta es afirmativa, preguntaros a ver si no es por la ausencia de tanta electrónica y la desaparición de tanta compresión. Mi calle es Nueva York es uno de los temas más “rockeros” que pueda tener el disco. Hubiera subido un pelín más las guitarras. Y así llegamos a Mientras quede por decir una palabra, que es un tema normal que rompe con la tendencia dance que rodea al disco y que, sin duda, me parece una de las mejores canciones del disco. Esta vez no digas nada, sin embargo, vuelve a pecar de sintetizadores...
En conclusión, sólo me han convencido canciones concretas y mi valoración general no llega al aprobado, lo siento. Creo que LODVG podría haber logrado un trabajo mejor. Las decisiones de producción han llevado un gran trabajo a un lugar diferente.
LJ: El hecho de que LOVG sacara nuevo disco era una pequeña revolución para mi vida, especialmente porque es el grupo que ha acompañado mi vida desde que era niño y escuchaba los primeros discos de este grupo gracias a uno de mis titos, aficionado al mismo en aquella época. Fueron canciones que aprendí sin saber qué querían contar, hasta que crecí y viví lo que contaban. Por todo ello, siempre me he considerado admirador de las letras que hay en las canciones, no sólo en este caso, sino en general. En este último disco contábamos con ver a una cantante que ya llevaba más tiempo con el grupo, un cambio que no me desagradó en su momento y que trajo de la mano canciones como Jueves. Ahora con Leire integrada en LOVG y, además, un grupo más maduro profesional y personalmente, también afrontan el cambio de productor.
Desde verano estuvo sonando La niña que llora en tus fiestas, un tema con marcha y pegadizo, especialmente en el estribillo, pero con contenido triste, una dependencia, un resultado de pasos perdidos, de golpes sin demasiado sentido producidos por alguna extraña adicción. Tiene sus reminiscencias en temas más suaves como el Bonustrack de Lo que te conté mientras te hacías la dormida, el último trozo de Mi vida sin ti, del disco Guapa o, más recientemente, Sola del disco A las cinco en el Astoria, que comparte una temática triste. También encontramos esta tendencia dance en canciones anteriores, pero no tan remarcado como hasta este momento, lo que consigue un single diferente a lo esperado y que ha tenido un éxito muy provechoso. La cuestión llega en el resto del disco, si bien LOVG había mostrado este tipo de canción como sus excepciones, se convierte en la rutina de cada canción, quizás debido al cambio de productor o a la maduración de una idea personal del grupo. Sin embargo, no vamos a encontrar canciones iguales al single, que fue una estupenda elección al ser la pieza más destacable dentro de este nuevo ritmo y que consiguió mover a los seguidores para estar atentos a cada nueva noticia del disco.
Entrando en materia, al escuchar el disco en una primera sesión, me pareció estar en cada una ante más de la anterior, una especie de repetición que tenía pocas excepciones. Si bien es cierto que cada letra vuelve a ser única y muestran un proceso de madurez en sus autores respecto a temas anteriores, la música resulta agotadora. Echo en falta temas más suaves y elegantes como LOVG había conseguido con anterioridad y que en este disco se resumen a Mientras quede por decir una palabra, Paloma blanca y Un minuto más, siendo la temática de estas dos últimas similar a otras que ya han realizado y que nos habla de la muerte desde un punto de ternura que ya habían conseguido en otras ocasiones, como es el caso de Historia de un sueño o La visita. En el caso de la primera mencionada, la considero la más interesante en cuanto a ser parte de la esencia de LOVG: una historia de amor, más alejada del estilo general del disco y que me recuerda a un trato, una promesa hecha hacia la eternidad, hasta que no quede aliento para decir nada más.
La cuestión del resto de canciones es que no logran permanecer demasiado en mi mente, aunque sí me guste la mayoría de las letras, a excepción del estribillo un poco desestructurado de Cometas por el cielo que rompe con los modelos de las canciones del grupo. No obstante, también es lógico, puesto que es realmente complicado que un disco pueda gustarte en todas sus canciones al completo y no ha sido este el caso.
Por otra parte, hay trozos que me han encantado. Es el caso de Día cero, cuyo comienzo parece romper de verdad el cielo de Berlín y cuyo final es un tarareo que recuerda a otros temas de LOVG, como el mencionado Bonustrack, o el tema En algún lugar, de Duncan Dhu. Mi calle es Nueva York también tiene fuerza y un estribillo de rima sencilla y pegadiza, aunque de menor fuerza que el single. Por el contrario, Un minuto más me parece repetitiva y hubiera preferido en el disco otros temas que han quedado como bonus, en el caso de Epifanía, o aquella canción de estudio que se ha hecho tan popular en Youtube: Historia de Amor.
Escrito por Mariela B. Ortega. Agradecimientos a Midori y Roland por su colaboración desinteresada. Y a LJ por su participación en esta entrada.
Desde el equipo de BdC no nos hacemos responsables de las críticas vertidas por los colaboradores acerca del tema de esta entrada.
:) Guay, no podía decir mucho más de un disco donde sólo he escuchado una canción... ahora 2... la de "día cero" no me ha gustado nada...
ResponderEliminarme quedo buscando a la niña que llora en mis fiestas jaja!
Besos!
¡CENSURA!
ResponderEliminarXD es broma.
No pude decir mucho más. Musicalmente no hay mucho que reseñar ._.
Que buena la entrada y el ver tantos puntos de vista.La oreja de van gogh fue mi grupo favorito durante su etapa antigua, cuando creo que compusieron las mejores canciones que tienen. Aunque de este último disco no me emocionan todas sus canciones, me quedaría con paloma blanca y su letra.
ResponderEliminarCriticas muy completas, buen trabajo ;)
Desde mi punto de vista, me gustaba muchísimo Amaia, y sí, su voz era una de las características principales que diferenciaba a la banda. Pero creo que Leyre está haciendo un buen trabajo para hacerse notar, para diferenciarse de la sombra que ha dejado Amaia (a la cual añoro mucho la verdad) pero no queda de otra que abanzar y aceptar, y la verdad es que las letras de las nuevas canciones son muy buenas y simplemente, dejar mi opinión.
ResponderEliminarsaludos :)