Drácula ha sido el vampiro más prolífico en cuestión de adaptaciones; desde su aparición a finales del siglo XIX en las últimas fases del Romanticismo. En esta ocasión nos vamos a detener en la adaptación cinematográfica realizada en 1992 por Francis Ford Coppola bajo el título Drácula de Bram Stoker.
Este título nos revela la intención del director de hacer la que es, hasta la fecha, la película más fiel a la novela, incluyendo el nombre del autor original. No obstante, como toda adaptación, ofrece una visión propia que no coincide en su totalidad con la obra original. Podríamos hablar no sólo de la perspectiva que tiene Coppola, sino también el propio reparto, que antes de comenzar el rodaje fue reunido por el director para ofrecer su opinión y crear juntos la película sobre el vampiro más famoso del mundo.
Así pues, en el caso de esta película nos adentraremos en una profunda historia de amor basada en un voivoda de Transilvania que pierde a la mujer que quería durante una de sus batallas en pos de la cristiandad. Tras este hecho, reniega de Dios y se convierte en el ser que será denominado vampiro. Estos hechos son los que se narran en el prólogo de la película y que nos deja con una de las mejores escenas de este género cinematográfico, donde se percibe además un homenaje a los trucos empleados en el cine clásico con las sombras de la batalla inicial. Tributo que proseguirá con una escena donde se muestran las primeras proyecciones de cine, como un fragmento de La llegada del tren de los hermanos Lumiere o la grabación con una cámara Pathé a la usanza del cine mudo, coincidiendo con la historia de amor entre Drácula y quien se plantea como la reencarnación de su amada: Mina Harker.
Así pues, en el caso de esta película nos adentraremos en una profunda historia de amor basada en un voivoda de Transilvania que pierde a la mujer que quería durante una de sus batallas en pos de la cristiandad. Tras este hecho, reniega de Dios y se convierte en el ser que será denominado vampiro. Estos hechos son los que se narran en el prólogo de la película y que nos deja con una de las mejores escenas de este género cinematográfico, donde se percibe además un homenaje a los trucos empleados en el cine clásico con las sombras de la batalla inicial. Tributo que proseguirá con una escena donde se muestran las primeras proyecciones de cine, como un fragmento de La llegada del tren de los hermanos Lumiere o la grabación con una cámara Pathé a la usanza del cine mudo, coincidiendo con la historia de amor entre Drácula y quien se plantea como la reencarnación de su amada: Mina Harker.
Pese a que este romance no se declara en la novela de Stoker, es un acontecimiento que sería posible dentro de la misma, por los datos que el conde Drácula menciona sobre el pasado de su familia al abogado Jonathan Harker. Por lo demás, la película consigue reunir el estilo epistolar de la novela incluyendo voces en off y algunas escenas quese combinan con fragmentos de la propia obra.
Así pues, la película nos adentra en la historia del conde Drácula, quien se reune con Jonathan Harker en su castillo de Transilvania desde donde ha estado preparando su viaja para instalarse en Londres. De forma paralela, la prometida del abogado, Mina Harker, mantiene una amistad con Lucy, que está decidiendo con qué hombre comproterse entre tres personajes diferentes que serán esenciales en la novela y que también participarán en esta adaptación, aunque en otras habían sido eliminados por su poca influencia. Ambas mujeres cruzarán sus caminos con el conde Drácula, provocando la atención de los demás personajes, entre ellos el doctor Van Hellsing, quien guiará al resto en la caza del vampiro.
Francis Ford Coppola, el director de la película, vuelve a triunfar en el mundo cinematográfico tras algunos fracasos en recaudación, como El Padrino III o Apocalypse Now; aunque Coppola supo recuperar la creatividad que le había coronado en el cine con joyas como El Padrino. Con su talento personal de talento y con un presupuesto poco acorde a las superproducciones de Hollywood, Coppola reúne en esta cinta a actores destacados y consigue crear esta obra, considerada película de culto dentro del género y que consiguió llenar los cines, convirtiéndose en una de las películas de mayor éxito en 1992.
Dentro del reparto, debemos destacar la actuación de Gary Oldman, quien recibió muchos elogios de la crítica por su interpretación de Drácula, para el que el británico llegó a bajar una octava su voz para la versión anciana del conde, consiguiendo de esa forma una voz más dramática y amenazadora; debido a esto, en muchos países tuvieron que recurrir a dos dobladores distintos. Por otra parte, para convertirse en el conde Drácula que vemos al principio de la película necesitaba un gran trabajo en maquillaje (precisamente el sector en que la novela recibió uno de sus tres Óscars), y este aspecto se ha convertido en un icono dentro del cine, hasta hizo su aparición en una de las parodias realizadas por la serie insignia de Matt Groening: Los Simpson.
Otra de las actuaciones destacables reside en el papel de Van Hellsing, realizado por Anthony Hopkins, quien confirió al personaje un lado más cómico y estrafalario que el serio doctor que era en la novela, aunque esto conduce a crear un personaje más cercano al público a la vez que una figura enigmática que remarcaría más la actuación de Hopkins dentro de esta película, haciéndola más memorable. Quizás lo contrario a Keanu Reeves, que encarna a Jonathan Harker, quien era prácticamente un debutante y que consigue protagonizar esta película con entereza, pero dentro de un personaje que desarrolla de forma lineal, sin alterarlo ni darle más personalidad que la que adquiere en el guión. Es una actuación notable, pero que se oscurece dentro de esta película donde encontramos actores que destacan más.
Anthony Hopkins caracterizado como el doctor Van Hellsing
Videoclip de Love song for a vampire, que intercala escenas de la película
Sobre las actrices, destaca el trabajo de Winona Ryder por su interpretación de Mina Harker, aunque este personaje será más infiel que su homónimo en la novela, haciendo que pierda cierta fuerza con respecto a algunas escenas cercanas del final por su cercanía al conde. No obstante, Winona supo ocupar su sitio y mostrarnos la doble cara del personaje en esta adaptación, una perspectiva que varía respecto a la novela original pero que da un nuevo enfoque. Otro de los personajes femeninos, Lucy Westenra, encarnada por la actriz Sadie Frost, pierde la presencia que tenía dentro de la novela, donde era la principal víctima de Drácula, para pasar a un segundo plano, pasando al personaje de Mina ciertas características y convirtiéndose en un personaje más erótico, siendo una mujer seductora con sus tres pretendientes. Algunas de las escenas de Sadie Frost fueron cortadas del montaje final, pero se pueden disfrutar en versiones extendidas.
El resto de personajes gozan de menos protagonismo, pero al menos aparecen todos los nombres de la novela de Stoker, incluyendo a los tres pretendientes: el doctor Seward, el aventurero Quincey Morris y Lord Holmwood, y también al loco Renfield, quien también ve disminuida su importancia en la película, aunque se sugiere algo que en la novela no se menciona: podría haber sido el antecesor de Jonathan en las negociaciones con Drácula en Transilvania, de ahí su locura posterior.
Dentro de los aspectos técnicos de la película, hemos destacado anteriormente el trabajo de maquillaje, que le valió uno de los tres Óscars que ganó. También podemos hacer mención al vestuario, otra de las secciones en las que consiguió una estatuilla y que vino de la mano de la japonesa Eiko Ishioka, podemos contemplar en las imágenes de las actrices la elaboración de los vestidos, y también su formidable trabajo en el kimono rojo de cola larga que viste el anciano conde Drácula mientras pasea por su castillo en los inicios de la película.
Y en la música, estaría el compositor polaco Wojciech Kilar, quien debutó en películas en inglés gracias a este film y lo hizo de forma soberbia, especialmente en la escena que funciona como prólogo, donde va aumentando la tensión con cada nota hasta el momento culmen, con el título de la película iluminando a los espectadores. Destaca también la canción de Annie Lennox en los créditos finales, Love song for a vampire, que destaca aún más el subtítulo Love never dies que se le dió a la película en referencia a la relación entre Drácula y su amada Elisabeta, reencarnada siglos después en Mina.
Videoclip de Love song for a vampire, que intercala escenas de la película
Si todavía no habéis sido víctima de esta película, una de las joyas de la filmografía de Coppola y una de las mejores adaptaciones de Drácula, no perdáis tiempo para para disfrutarla. Aún más cuando el año que viene será el vigésimo aniversario de su estreno.
Escrito por Luis J. del Castillo
Genial entrada, pero cierto es que nunca he leído ni visto Dracula... no sé...nunca me ha llamado la atención...
ResponderEliminarxxx
Buen articulo. Esta pelicula es una verdadera joya. Yo la vi cuando era niño y en esa epoca ya me impacto y me trajo muchas pesadillas. Ahora que ya tengo 26 años soy capaz de reconocer la obra de arte que es esta pelicula, aun hoy en dia; y lo digo ya habiendo visto muchas de las peliculas contemporaneas del genero.
ResponderEliminarLa película que transformo a Drácula en un melodrama mexicano con lentes violetas...
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