Música Inolvidable (L): Especial Navidad 2023: Kenny Burrell, Charlie Byrd y Al Di Meola

22 diciembre, 2023

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Una de las mejores definiciones que sobre el jazz circulan, y que atesoró el inigualable Juan Claudio Cifuentes, Cifu para los amigos (1940-2015), es la que dice que jazz es todo aquello susceptible de ser reconvertido y adaptado a dicho lenguaje. Es decir, que tanto una pieza clásica como, pongo por caso, My Favorite Things, composición de Rodgers (1902-1979) y Hammerstein (1895-1960) para su musical The Sound of Music (1959), o cualquier tonada popular, se pueden transformar en obras jazzísticas en función de su pertenencia al particular idioma de este tipo de música; sus características de ritmo, improvisación, timbre personal y swing.


Este año se me ha ocurrido traer a nuestras mesas y oídos tres discos del ámbito del jazz, pero relacionados con la Navidad. Existen otros muchos, principalmente vocales, pero en esta ocasión, he decidido que los tres trabajos fueran instrumentales, y más fruto de la casualidad, de la mano de sendos guitarristas.

El primero de ellos es Have Yourself a Soulful Little Christmas (Cadet-Verve, 1966), del instrumentista y educador estadounidense Kenny Burrell (1931), discípulo espiritual de los maestros Charlie Christian (1916-1942), Django Reinhardt (1910-1953) y Wes Montgomery (1923-1968). Nada menos. De sonido tan refinado como hard-bop, algo más bullicioso, pero sin perder nunca de vista la esencia de la afectuosidad, Kenny Burrell hace un sentido repaso a los acostumbrados estándares navideños. En algunas entrevistas, el intérprete ha comentado que parte de su técnica consiste en que pongo los agudos más bajos, medios los graves, y subo los medios. De este modo, enfatiza las secuencias de grado medio.

Burrell proporciona, además, en su área de improvisación, desvíos y arabescos muy sugerentes, que comienzan en el primer tema del disco, Little Drummer Boy, mientras la línea melódica principal se despliega en lontananza. Lo mismo sucede con God Rest Ye Merry Gentlemen. Los desarrollos no son, empero, excesivamente amplios, los temas se ejecutan en unos tres minutos y medio como media, con objeto de ofrecer una mayor variedad temática, siempre desde el respeto a la letra y la espontaneidad jazzística.

Kenny Burrell

La placidez sobresale en partituras tan conocidas como Have Yourself a Merry Little Christmas, con inclusión de algunas cuerdas arropadoras, o Away in a Manger, The Christmas Song, The Twelve Days of Christmas, y la menos transitada Merry Christmas Baby, de Johnny Moore (1934-1998) y el letrista Lou Bacxter (-). A su vez, dejes sesenteros en la instrumentación se hacen perceptibles en la versión de My Favorite Things, Mary’s Little Boychild, y en el colmo del paroxismo, Children Go Where I Send Thee. Pero sin desbordar su sonoridad mesurada y ritmo equilibrado. Sonido de Detroit, en definitiva.

Especialmente sublimes resultan White Christmas, con el piano esporádico del intérprete -o tal vez el arreglista Richard Evans (1932-2014), que no hay forma de dilucidarlo, ni en el álbum ni en internet-, y cómo no, Silent Night. El díptico de canciones estrella de cada Navidad.

El siguiente disco en nuestra relación es The Charlie Byrd Christmas Album (Concord, 1982). De atmósfera más recoleta si cabe, al estar interpretadas todas las piezas a guitarra sola. Y con una pulcritud clásica que no deja mucho espacio a la improvisación. No porque Charlie Byrd no sepa hacerlo, obviamente, sino como respeto escrupuloso a las líneas melódicas originales. Quizá sea el menos jazzístico de los tres álbumes, en este sentido, pero no por ello ofrece una menor garantía de vigorosa serenidad. De hecho, nos hallamos ante todo un recital tradicional de guitarra. Entre los temas más conocidos, redescubrimos Deck the Halls, Oh Christmas Tree (O Tannenbaum), The Christmas Song, What Child is This, In the Bleak Midwinter, o Hark the Herald Angels Sing, y otros que ya hemos mencionado en el anterior trabajo de Kenny Burrtell (no consigno los distintos autores, porque ya lo he hecho con anterioridad en otros artículos). Sí que destacan piezas menos habituales, como Mistletoe and Holly (Stanford-Sinatra-Sanicola), o los tradicionales Lully Lullay, The Holly and the Ivy, y Angels We Have Heard on High, estas dos últimas, provenientes del mundo del góspel.

Si no estoy mal informado, el presente es el segundo disco navideño de Byrd, tras Christmas Carols for Solo Guitar (Columbia, 1966), de muy parecido contenido, aunque supongo que distintas interpretaciones, respecto a las de 1982.

En definitiva, estamos ante un servicial y hogareño empeño de Charlie Byrd (1925-1999), colaborador del gran Stan Getz (1927-1991), e intérprete ecléctico por excelencia.

Charlie Byrd

El tercer trabajo al que me voy a referir es Winter Nights (Telarc, 1999), del gran representante de la fusión en jazz Al Di Meola (1954). Incluye instrumentación, más elaborada que en las anteriores antologías. Por ejemplo, incorporando el sintetizador, que proporciona un aura sugestiva al conjunto, de cálidos ropajes (sus versiones de Have Yourself a Merry Little Christmas, The First Noel, First Snow -compuesta por él mismo- y la eternamente bella Scarborough Fair, tema tradicional que solemos asociar con la versión de Paul Simon [1941] y Art Garfunkel [1941], si bien quisiera recordar la magnífica lectura que del mismo hicieron Sergio [1948-2015] y Estíbaliz [1952] en 1985). En consonancia, las improvisaciones de Al di Meola resultan sutiles y etéreas. Se acompasan bien al ritmo latinizado que articula el secular Greensleeves o Zima (Meola). Un dinamismo que rememora, aún en solitario, los buenos momentos junto a John McLaughlin (1942) y Paco de Lucía (1947-2014).

Composiciones de nuevo cuño, como Mercy Street, de Peter Gabriel (1950), y Midwinter’s Night e Inverno (sic), del propio Meola, abundan en la originalidad auditiva de la propuesta. De entre los clásicos, devienen excelentes Carol of the Bells y Ave María de Charles Gounod (1818-1893), publicado originalmente en 1853, y superpuesto por el autor francés al Preludio nº. 1, Libro I, de El clave bien temperado (1722) de Johann Sebastian Bach (1685-1750). Sazonan las distintas piezas una serie de “winterludios”, compuestos nuevamente por Al di Meola. Obras breves de transición que, cual copos de nieve, unifican el paisaje.

Al Di Meola

Esta vez les he propuesto una sonoridad distinta para seguir disfrutando de nuestros clásicos navideños favoritos. Distintos, aunque reconocibles. Al fin y al cabo, todos nuestros intérpretes coinciden en la idea estrictamente jazzística de resultar único y personal, de encontrar tu propio camino o caminos, con cuidado de los atajos. El músico de jazz es, por ello, libre, porque sabe mejor que nadie que para formar parte de cualquier conjunto, social o musical, hay que haber desarrollado antes la debida personalidad. Esa individualidad que los torpes y fanáticos confunden siempre con egoísmo, las más de las veces de manera interesada. Pero cualidad imprescindible en cualquier orden de la vida. Más en una época donde todos tendemos, de forma natural, al bien común. Eso que llamamos Navidad.

Escrito por Javier Comino Aguilera

Merry Christmas, Baby (Kenny Burrell, 1966)


Mix (Charlie Byrd, 1982)


Carol of the Bells (Al Di Meola, 1999)



2 comentarios :

  1. Hola :)
    Muchas gracias por las recomendaciones aunque le jazz no es muy de mi estilo
    un beso

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    Respuestas
    1. Dales una oportunidad a estas grabaciones , y muy feliz entrada de año.

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