La Ola (Die Welle, 2008) es una película basada en la novela homónima de Morton Rhue (1981), que a su vez se basaba en el experimento de la Tercera Ola de un profesor de un instituto de Palo Alto (California), llevado a cabo en 1967. Este remake fue recibido con un éxito satisfactorio en las grandes pantallas alemanas.
En un instituto alemán, el profesor Rainer Wenger enseña durante un curso de política el tema de la autocracia como forma de gobierno. Ante la propuesta práctica de Wenger, sus estudiantes se muestran escépticos ante la idea de que pudiera volver una dictadura como la del Tercer Reich en la Alemania de nuestros días, y creen que ya no hay peligro de que el nacional-socialismo vuelva a hacerse con el poder. debido a la instauración democrática actual. Bajo esta premisa, comienza un experimento para demostrar lo fácil que es manipular a las masas.
A través de un lema autoritario con la fuerza como pieza clave (fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo), el profesor pasa de ser su líder a ser el jefe de un pequeño estado, de tal forma que cada día los alumnos debían implantar una nueva regla. Por ejemplo, el profesor logró que todos ellos entrasen a su aula, que se sentaran con una actitud recta y atenta y que para hablar primero debían ponerse en pie y decir su nombre.
El interés por la forma de cómo se ejecutaban esas clases creció, haciendo que jóvenes de otros cursos se cambiaran de aula hasta ser un curso numeroso, derivando en fanatismo. El grupo llega incluso al extremo de inventar un saludo y a vestirse de camisa blanca. El popular curso se decidió llamar La Ola, y a medida que pasaban los días, La Ola comenzaba a hacerse notar mediante actos de vandalismo, todo a espaldas del profesor Wenger, que acaba perdiendo el control de la situación.
La película logra ser amena, directa y, en ocasiones, sorprendente. No existe ninguna actuación brillante, todas se ciñen correctamente a su papel sin destacar en mayor medida una de otra. Si bien es cierto que hay personajes clave, como el profesor, Karo (la chica que inicia un movimiento opositor al grupo), o Tim, ese chico introvertido que ve en La Ola el medio idóneo para integrarse socialmente. Su desenlace se va haciendo previsible conforme avanza la película, pero no por ello se aborda de manera impactante y sin artificios, de la misma manera en la que se desarrolla el resto de la película. Una muestra de calidad procedente del cine independiente alemán, donde se refleja cómo el ser humano es fácilmente alienable: sólo necesita a un líder y actuar de acuerdo a unas reglas y normas básicas.
Dada la temática tratada, la película es polémica e inquietante, en ocasiones incluso incómoda. Desde los planos hasta las interpretaciones; en todo se refleja la sociedad tal cual nos la podemos encontrar fuera, como si todo lo que nos quisiera expresar lo pudiéramos presenciar con total naturalidad: desde un egocentrismo y ambición humana hasta el vandalismo de barrio originado en una pandilla juvenil. Un guión que representa en descontento y la desmotivación existentes en muchos ámbitos de la sociedad, llegando a demostrar que el ser humano puede ser capaz de repetir continuamente sus propios errores a lo largo de la historia.
La Ola defiende mantener la unión para conseguir avanzar juntos frente al individualismo. Su líder es un referente, un modelo a seguir, alimentado por el egocentrismo que caracteriza el afán de protagonismo que expresa el profesor en la mayor parte de la película. Pretende ser el mejor en todos los aspectos y convertirse en el profesor idolatrado, el que más alumnos tiene y el que imparte las clases más dinámicas y más populares de todo el instituto, queriendo hacer sombra al trabajo del resto de sus compañeros.
Sin embargo, cuando el profesor se da cuenta de la magnitud de los actos que han derivado de su curso, pretende cambiar el rumbo de los acontecimientos para decidir (y concluir) el futuro del grupo. Pero quizás ya es tarde: aunque les haya manipulado con que crear un grupo común que luchase contra el terror, ese único enemigo, y que así harían historia, en realidad les quería plantear el verdadero peligro de las dictaduras y de su carácter punitivo. Queda, así, evidente, lo fácil que resulta manipular a las masas (en este sentido, el término masa lo podríamos relacionar con el propuesto por LeBon –Psicología de las Masas-, donde la persona deja a un lado su individualidad, su identidad personal, para fundirse con la grupal. Además, acaban contagiándose unos de otros, por lo que nace un pensamiento colectivo que se deja llevar por un mismo objetivo, como ocurre con la fuerza de La Ola).
En definitiva, tal y como sugirió el profesor Rainer al inicio del curso, el fascismo puede aparecer de nuevo en cualquier momento y en cuestión de días, incluso en Alemania. La Ola trasforma la vida de todos los integrantes y de su alrededor, vuelca cualquier acontecimiento o expectativa generada y creen que les ha llenado plenamente como personas. Lo que sí será cierto es que cambiará sus vidas para siempre.
Escrito por Mariela B. Ortega
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