En el mundo del marketing y de la publicidad no sólo podemos encontrarnos con empresas o individuos que quieren promocionar su material; cada vez más, son los partidos políticos los que ponen empeño en invertir en campañas promocionales y elementos publicitarios que les hagan llegar a cualquier parte de nuestro país. Se trata de un tema de plena actualidad debido a que el presente 2015 viene cargado de llamadas a las urnas en nuestro país, desde las elecciones locales, autonómicas hasta las generales.
Todos habremos oído hablar de la conocida propaganda electoral. A través de ella, la publicidad se convierte en fundamental para la política a la hora de informar a las personas sobre las ideas y propuestas políticas de partidos y candidatos, incluyendo nuevos candidatos desconocidos para el público, como observamos en el panorama actual con la fuerte inmersión de Ciudadanos o Podemos.
Mensajes intrusivos y llamativos que pretenden cambiar la visión de la realidad del futuro elector |
Los ámbitos de aplicación de la propaganda y la publicidad son, en principio, diferentes; de manera cotidiana se habla de publicidad cuando aborda el terreno comercial, y de propaganda cuando se trata de problemas de orden político o de interés general. Pero las dos tienen el mismo fin general: alterar la conducta social y dirigirla hacia un fin. La que podría llamarse propaganda en sí es aquella que expresa una ideología, ya sea de manera directa mediante discursos o comunicados, o a través de los medios de comunicación de masas, como la televisión, la prensa o la radio. Pero la publicidad política toma el formato comercial: se convierte en un producto, como un eslogan, que logra venderse en un mercado como cualquier otro bien más.
En sistemas políticos como el que tenemos en nuestro país tendemos a depender, como fuente de información sobre política, de la información que procede de la propaganda y de la publicidad que hacen los propios partidos o la prensa. También, y posiblemente de manera inconsciente, en las elecciones dependemos de campañas electorales dirigidas por agencias publicitarias, cuyos mensajes buscan un beneficio, tendiendo a ser más persuasivos y manipulativos que informativos o argumentativos.
Campaña que buscan sorprender y captar la atención inmediata a través de un mensaje evidente: desnudez que simboliza transparencia política |
Fusionando mensajes políticos con técnicas publicitarias tradicionales, los equipos de profesionales de la comunicación que rodean a los políticos gobernantes y postulados logran, o por lo menos intentan, crear una fuerte imagen positiva alrededor del personaje público, con el fin de influenciar a las masas y traducir los resultados en votos o actos concretos de apoyo.
El vínculo entre la publicidad y la política lleva a entender la importancia que tienen las técnicas tradicionales para las labores de marketing más innovadoras, que tratan de posicionar a una persona física como un producto comercial tan asequible como cualquier otro. Pero, ¿se puede lograr vender a una persona? ¿Puede una persona cualquiera lograr influenciar a la opinión pública? Si estas respuestas resultan positivas, significaría que el mismo poder otorgado a una figura pública puede darse a cualquier persona, sin importar la ideología o los fines comerciales.
Escrito por Mariela B. Ortega
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