Dicen que es la etapa más fascinante de la vida, pero también una de las más problemáticas. Sorprendente, oscura, optimista y mágica. Así es la adolescencia. Una época decisiva para cualquier joven y en la que, sin duda, lo último que desean es sentirse como un incomprendido más. En ese sentido, Las ventajas de ser un marginado viaja por la mente de un grupo de jóvenes muy diverso, profundizando en su forma de ser, fruto de los miedos, inquietudes y vivencias que han dejado una huella en ellos. Charlie (Logan Lerman), protagonista del film, es un chico bastante introvertido y aislado del resto de jóvenes de su edad. Por contra, es un estudiante ejemplar, lo que, desgraciadamente, le hace ser el centro de las críticas del resto de compañeros de su clase. Preocupado de lo que sus padres puedan pensar, Charlie empieza su primer año de preparatoria queriendo ser un poco más sociable y encontrar un grupo de amigos en el que verdaderamente encaje. Sin embargo, y para desilusión de Charlie, en su primer día de clase solamente consigue entablar amistad con Bill Anderson, su profesor de Literatura.
Inesperadamente, conoce a los jóvenes hermanastros Sam (Emma Watson) y Patrick (Ezra Miller), dos espíritus libres estudiantes de último curso que deciden darle una oportunidad a Charlie para integrarlo en su grupo de amigos. A partir de ese momento empieza a comprender realmente qué es ser un adolescente, y comienza un viaje hacia la madurez que le llevará a recorrer caminos nuevos e inesperados. Con ellos se siente sociable y pleno, haciéndose también amigo del resto de su pandilla, formada por Mary Elizabeth, un alma rockera y budista, y Alice, una aspirante a estudiante de cine con un curioso trastorno con la ropa. Además, se empieza a interesar por música de culto, motivado por el refinado gusto musical de Sam. Aunque, como ya se sabe, no todo es saludable en la mayoría de círculos adolescentes: Charlie empieza a beber, a fumar y a coquetear con drogas en las distintas fiestas que empieza a frecuentar.
Pero el film no busca centrarse en la típica historia problemática de instituto. Lograremos sentirnos identificados con la angustia que desde niño esconde Charlie, con la soledad y el propio sentimiento de búsqueda y de incomprensión que sufre Patrick y con el esfuerzo y superación que experimenta Sam a lo largo de su juventud. Además, conoceremos el primer amor de Charlie, siempre desde un enfoque realista, viviendo tanto la felicidad como el sufrimiento que le conllevará.
Como vemos, la historia de Charlie es el hilo conductor de este drama adolescente,
con un guión muy sólido que encuentra su momento álgido en la amistad surgida con su nuevo grupo de amigos y con el sentimiento que en él despierta Sam. Ellos conforman un grupo singular, un espacio donde cada uno puede expresarse con total libertad y en el que logran encontrar cariño, solidaridad, compañía y diversión.
Las ventajas de ser un marginado contiene un drama muy bien abordado y sintetizado, en el cual veremos cómo se afronta y se sobrevive a la adolescencia. Stephen Chbosky, escritor de la novela en la que se basa la película y director y guionista de su adaptación, ha conseguido dar vida a sus personajes con una gran maestría, logrando trasmitir la complejidad de las historias que cada uno de ellos expresaba en su obra escrita. Huye así de la típica película de amor adolescente, sin caer ni el el morbo ni el cliché fácil, centrándose en la búsqueda de la identidad y en el recuerdo que
conservamos de los momentos en los que nos sentimos
infinitos.
Otro aspecto a destacar es la brillante actuación de los tres jóvenes protagonistas, Logan Lerman, Emma Watson y Ezra Miller, quienes saben hacer suyos unos personajes realistas y entrañables. Además, el encanto y el carisma que proporcionan en su interpretación logra traspasar la pantalla, haciendo que el espectador se sienta plenamente identificado con la mayoría de historias y quede prendado de unas maravillosas interpretaciones. La sorpresa de este trío de ases la encabeza Ezra Miller en el papel de Patrick, cuya naturalidad, excentricidad, coraje y generosidad a partes iguales lleva al público, sin duda, a creer y a encariñarse de su personaje. Logan Lerman, por su parte, logra conmover con su soltura y contención a la hora de desarrollar la torpeza e ingenuidad dramática del joven Charlie, como ya hiciera en el pasado encarnando al pequeño Evan Treborn en el thriller psicológico El efecto mariposa. Por último, Emma Watson enamora con dulzura y elegancia, convirtiéndose en una luchadora, consiguiendo que con la incorrecta y desinhibida Sam nos olvidemos de la impecable Hermione.
El mundo de la música y el cine tienen un gran valor también en esta película. Ambos hermanastros cuentan con un gusto musical selecto, desde David Bowie, The Smiths, The Beatles a Dexy’s Midnight Runners, que harán las delicias de los amantes
de este género. Todo ello con detalles para los más nostálgicos, como el uso de los cassettes, con los que los jóvenes grababan y se intercambiaban música a principios de los noventa, o los clásicos bailes de fin de curso en el que surgían las parejas más insospechadas. Como curiosidad, durante el rodaje de la película se formó un grupo de música, Octopus Jam, formado por Ezra Miller (batería), Logan Lerman (guitarra), y Emma Watson (vocalista), junto con un grupo de invitados.
Y es que la música podría definirse como uno de los pilares básicos
de la juventud, ayudando a buscar esa identidad que todo joven ansía y, sobre todo, sirviendo como lema para cualquier grupo de amigos. Es bastante resaltable cómo cada tema encaja con el
momento en el que se encuentra cada personaje, complementando así cada escena. Una de las más significativas de la película y que, sin duda, se queda clavada en la memoria de los espectadores, es la protagonizada por los tres amigos atravesando un túnel montados en el coche de Patrick. En ella, reconoceremos la canción Heroes de David Bowie sonando de fondo; al mismo tiempo, Sam saldrá a la parte trasera del coche, poniéndose en pie y extendiendo los brazos para sentir cómo el viento y la velocidad atraviesan su cuerpo. Es en ese imponente ambiente cuando el corazón de los tres protagonistas grita que se siente infinito.
Otro de los aspectos que proporciona una gran personalidad a la película es la cuidada fotografía creada por Andrew Dunn, que sabe dar a la escena un toque sombrío, nocturno, pero a la vez natural cuando es necesario, como ocurre, por ejemplo, con las escenas en las que los protagonistas representan el musical The Rocky Horror Picture Show. Todos estos detalles que curten a esta película independiente le han valido hasta el punto de ser consagrado por la crítica como un film de culto.
Y es que es notable que el escritor y guionista conoce al detalle su obra, un hecho que queda de manifiesto en la elección del reparto, de las escenas y en el cuidado y cariño que pone en cada una de las historias; aunque no desborda ni en medios ni en efectos especiales, lo hace en emotividad y sinceridad. En definitiva, Las ventajas de ser un marginado es una obra que aborda los problemas de la vida desde una perspectiva aún por desarrollar como lo es la de un adolescente. Porque seguramente veas reflejada
en la pantalla una situación idéntica a la que viviste cuando tenías
dieciséis años, y que acabaste olvidando cuando cumpliste diecisiete. O decidiste seguir luchando cuando
llegaste al final de un túnel maravilloso. Porque seguramente dejaste de ser el héroe de tu propia vida para seguir el rumbo que la vida te indica. Por todo ello, recordarás las ventajas de ser joven otra vez.
Escrita por Mariela B. Ortega
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