El amor es llorar cuando nos dice adiós;
El amor es soñar oyendo una canción.
Si existe un autor español que haya cantado al amor, ese es sin duda José Luis Perales. Nacido en Castejón, Cuenca, en enero de 1945, el joven José Luis ejerció de electricista mientras componía con su guitarra, hasta que en 1973, por medio del productor discográfico italiano afincado en España Rafael Trabucchelli, tuvo la oportunidad de grabar para el sello Hispavox todo un álbum, según confiesa el autor, de manera casi “accidental”. Se trataba del conocido y más que retentivo Mis canciones.
A partir de ahí, José Luis Perales, el autor que puso voz a los sentimientos de mucha gente, ha vendido más de cincuenta millones de discos. Una faceta esta, la de cantante, que nunca le llamó la atención especialmente, porque lo que a él le gustaba era componer y no estar subido en un escenario, mucho menos participar de la vida que se le supone a una “estrella de la canción”.
Por amor es más fácil sufrir la soledad;
Por amor es más fácil vivir en libertad.
Por amor es más fácil vivir en libertad.
Todos sus discos de los setenta y ochenta son excelentes, pero como estamos en pleno himeneo, destaco dos temas, no por conocidos menos oportunos, para ilustrar el talento como músico y como poeta de José Luis Perales. El primero del fundamental Tiempo de otoño (Hispavox, 1979), trabajo cuajado de canciones inolvidables, y que se titula precisamente El amor. La espera pertenece al no menos antológico álbum del mismo nombre (CBS 1988), siendo además la canción con que daba comienzo.
Son temas que cantan al amor y, a veces, a su reverso tenebroso, el desamor, pero que ya sea en boca de su autor, o en la del resto de cantantes que se han beneficiado de sus composiciones, fijan nuestros recuerdos en el marco de lo poético, aunando, como reclamaba Horacio, lo útil con lo bello.
Pensando que en cualquier momento ella llegaría,
consultaba su reloj y sonreía.
José Luis Perales atesora obras maestras como Celos de mi guitarra (1973), Sí (1976), Soledades (1978), Un velero llamado Libertad (1979), Me llamas (1979), Ella y él (1981), Muchacho solitario (1981), Por amor (1982), Mi último espectador (1984), Cuando duermen los niños (1984), La primera vez (1986), No sé si es cierto (1987), El loco (1988), Brindaremos por él (1990), El escultor y ella (1991) o Gente maravillosa (1993), dentro de un estilo melódico-pop, a menudo despreciado por aquellos que piensan que la música ha de ser una especie de proceso intelectual, muy exitoso a la hora de vaciar las salas. O como si el hecho de componer melodías “pegadizas” fuera una labor tan sencilla o estuviera al alcance de todo el mundo.
Pero estos cancerberos de lo sublime y lo inefable no han sido obstáculo para que pese a todo, la cultura popular haya alcanzado (a veces trabajosamente) la debida valoración, por medio de unas obras no carentes de hondura que testimonian lo mejor de cada faceta artística.
NOTA BENE: Selecciono unos videos con la
imagen fija en esta ocasión porque son los únicos que he encontrado con la
versión original de los temas, que a mi particularmente es la que me gusta más.
Escrito por Javier C. Aguilera
A mí este hombre siempre me ha hecho llorar.
ResponderEliminarxxx