Música Inolvidable (XLIX): Alphaville

23 junio, 2023

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Dentro de las bandas pop de los años ochenta, el grupo de origen alemán Alphaville ha venido siendo uno de los que más me ha acompañado últimamente. Existen otros a los que recurro con frecuencia, pero en el caso de Alphaville, puedo hablar de un redescubrimiento. Como soy bastante ecléctico, me gustan distintos géneros y estilos.

Los inicios de la banda corresponden a 1982, aunque no será hasta 1984 que puedan ver su primer disco publicado (un caso parecido al de a-ha), si bien, ya en 1983, dos sencillos con bastante éxito habían precipitado la grabación del long-play. Eran los temas Big in Japan (algo así como poner nuestra pica en Flandes), y Sounds Like a Melody. Que luego se incorporaron al álbum. Lo mismo que sucedió con el single Escuela de calor (1983) de Radio Futura.
 

De este modo, se suceden tres trabajos de gran calidad. Los álbumes Forever Young (1984), Afternoons in Utopia (1986) y The Breathtaking Blue (1989), todos para Warner Music, o WEA. Las características esenciales las proporciona un synth pop pegadizo y sofisticado, sostenido por el empleo del sintetizador. Un sonido –puesto que el pop existía desde mucho antes- que comenzó a desarrollarse en el binomio 1981-1982, con bandas tan esenciales como Maniobras orquestales en la oscuridad (OMD: Orchestral Maneuvers in the Dark), y el concurso de músicos experimentadores de la electrónica como Evángelos Papathanassiou, Vangelis (1943-2022), Manuel Göttsching (1952-2022) o el reivindicable Mike Batt (1949), este último combinando los avances de la electrónica con la formación orquestal.

Del primer L.P. destacó por derecho propio, aparte de los ya nombrados, el tema Forever Young, título del disco, y apelativo que ya había sido empleado por la banda para una formación anterior, de la que derivó Alphaville. Escrito, como el resto de las canciones, por los tres integrantes, el vocalista Marian Gold (nacido Hartwig Schierbaum, 1954), y los teclistas Bernhard Lloyd (Bernhard Gössling, 1960) y Frank Mertens (Frank Sorgatz, 1961). Todo un himno al mito de morir joven, a la juventud, en definitiva, con la amenaza nuclear como uno de los posibles telones de fondo. Donde, pese a todo, cabe preguntarse si realmente es deseable vivir eternamente. En realidad, estamos ante una de esas canciones en las que cada línea constituye un mundo independiente, una historia por sí misma, aunque el título pretenda interconectarlas. Las implicaciones semánticas son muchas, se desparraman verso a verso, incluso rozan la imagen expresionista. No siguen necesariamente una línea argumental, aunque sí anímica. Lo que queda claro, sin demasiado asomo de duda, es que, tarde o temprano, todos nos iremos a otro sitio.
 

Algunos son como el agua, algunos son como el calor. Unos son la melodía y otros el ritmo. La juventud es como los diamantes al sol, y los diamantes son para siempre. Hay tantas canciones que olvidamos tocar.

La misma línea estética, entrecortada y simbolista, impregna la mayoría de las letras de la banda. Algo más de argumentario ofrece Big in Japan. Las cosas son fáciles cuando eres grande en Japón. Esto viene a significar el triunfo fuera de tu país, antes que en tu propia tierra. Reyes en algún punto del planeta habrá siempre, en imitación a los quince minutos de Andy Warhol (1928-1987). Una idea que combina, según declaraciones de los propios componentes, con los errabundos enamorados y atrapados en alguna adicción tóxica (caso de que el amor no correspondido no lo sea), de la cual desean escapar para poder sentir ese abrazo amoroso al natural, sin añadidos ponzoñosos. Esta última parte también aludía a los adictos que hacían vida alrededor de la estación de metro del Zoológico de Berlín, el mismo lugar donde surgió la historia de la película Yo, Cristina F. (Christinae F, wir kinder von Bahnhof Zoo, Uli Edel, 1981), en torno a los desgarradores relatos de Christiane Vera Felscherinow (1962). El tema germano vuelve a aparecer en To Germany with Love, esta vez, en torno a una serie de textos escuetos, casi telegráficos, del citado talante expresionista, con una cita beethoveniana final. Y Summer in Berlin, más contemplativo y bullanguero. Junto a una serie de consignas provocativas en In the Mood, entre el sueño y el surrealismo.

En el caso de Sounds Like a Melody, sobreviene la descripción de una atmósfera placentera, el baile gozoso con la pareja, sinónimo de la unión corporal. El tema con el que se abre el disco, A Victory of Love, habla del amor como juego, manejado por uno de los involucrados. A su vez, Lies hace hincapié en los peligros del éxito, sobre todo cuando este nos viene de repente. Todo es una entrevista (Everything’s an interview).

Nada de esto se alcanzaría sin la voz de Marian Gold, profunda y sugerente, y el ensamblaje rítmico y contrapuntístico de los sintetizadores. El sonido de cuando pensábamos que el futuro iba a ser mejor de lo que ha sido. Cierra el álbum una canción perfecta, con superposición de voces, despreocupada y amena, The Jet Set.
 
 
Generalmente no me gustan las recopilaciones. Tan solo cuando no existe otro remedio, porque el material está descatalogado. Esto se aplica a todos los grupos y solistas de los que he hecho mención en esta sección a lo largo de los años. Alphaville no es una excepción. Escucho los discos completos, tal y como fueron concebidos, sea en casa o mientras camino. No obstante, resulta inevitable hacer referencia a los éxitos más sonados y sonantes de una banda. De Afternoons in Utopia sobresale la composición Jerusalem (Jerusalén), dedicada a la capital de Israel. Nuevas letras simbólicas, diagonales o directamente crípticas, se abren camino en Fantastic Dream, The Voyager, Carol Masters o Red Rose (más la expresión de un estado de ánimo). Otras avanzan con un hilo más argumental, como Sensations (el “bombardeo” de noticias, como prolegómeno a la futura invasión de las redes sociales), Universal Daddy (sobre un Padre Espiritual común a todos), o Lassie Come Home (en realidad, una sucesión de imágenes aparentemente inconexas, donde el tema de la droga vuelve a aparecer, tratando de hilvanarlo todo).
 
El tercer disco es incluso mejor, con su curiosa mezcla de synth pop, como los previos, y la inclusión de baladas, algunas de ellas de cierto carácter retro. Completamente alejado de la nueva vertiente pop furibunda y chillona, que comenzaba a abrirse paso con grupos como Transvision Vamp (1986-1991).

El tema principal es Romeos, una obra maestra instrumental y vocal, donde todos somos solitarios romeos callejeros (We're all lonesome street side romeos), especialmente en épocas de pandemia o enfermedad, aunque con las miras siempre puestas en la esperanza.

Siguiendo el mismo método en la redacción de las letras que los anteriores trabajos, destacan canciones como la placentera Summer Rain, She Fades Away, sobre el sentimiento de pérdida en una relación; el amor como esoterismo en la retentiva The Mysteries of Love, y For a Million, de idéntico asunto, pero serpenteante simbolismo. Una nube sigilosa cubre los recuerdos expuestos en el cielo de este álbum. Como dato anecdótico, el músico electrónico Klaus Schulze (1947-2022), intervino en este disco en calidad de arreglista.
 
Alphaville en directo
Un aspecto que diferencia aquella música de la actual, residía, entre otras cosas, en la personal voz del cantante. No te daba la sensación de que todo el mundo cantaba igual o decía las mismas cosas (aunque las dijeran). Los vocalistas de la mayoría de formaciones se distinguían por su timbre intransferible. En cualquier ámbito, de cantautor, música pop, country, dance, techno, metal, folk, nuevos románticos… Ahora no. Y bien que lo lamento. Lo mismo puede aplicarse a las actuales voces del doblaje de películas en español. Correctas pero carentes de personalidad.

Otros discos de Alphaville siguieron en los años noventa. Prostitute (WEA, 1994) y Salvation (WEA, 1997). Hasta el inevitable trabajo de versiones revisadas, en este caso, arregladas para una gran orquesta, Eternally Yours (Edel, 2022). Sin embargo, el meollo continúa estando en los tres primeros y magníficos trabajos.
 
Escrito por Javier Comino Aguilera

Forever Young (1984)



Romeos (1989)

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