En esta ocasión me gustaría recordar la figura del recientemente desaparecido Demis Roussos (1946-2015). Una figura indeleblemente oronda durante su primera etapa de los setenta, pero más estilizada durante una segunda, a partir de los años ochenta; aunque siempre portadora de una voz portentosa, una de las más hermosas del mundo de la canción.
De nacionalidad griega, aunque nacido en Alejandría (Egipto), Demis Roussos fue el nombre artístico de Artemios Ventouris Roussos. Aparte de acontecimientos biográficos tan traumáticos como el hecho de formar parte de los pasajeros de un vuelo de la TWA secuestrado por terroristas de Hezbollah, en 1985, cabe destacar la determinación vocacional del joven Roussos. Muy pronto se sintió atraído por el mundo de la música, pasando a formar parte del conjunto de rock progresivo Aphrodite’s Child (1967-1972).
De su relación con el músico Vangelis (es decir, Evangelos Odysseas Papathanassiou, 1943), surgieron posteriormente otros empeños conjuntos, que incluyen la voz de Demis en varios pasajes sonoros de la fantástica partitura para Blade Runner (1982, del obstinadamente irregular Ridley Scott), que ayuda a potenciar la sugerente textura audiovisual de la película.
Tanto Vangelis como Roussos, junto a otros muchos compatriotas, han de agradecerle a la política -pues hay cosas que no cambian nunca- su exilio británico a finales de los sesenta. Ya asentados en Londres y con unas incipientes carreras en solitario, Demis se dio a conocer gracias a composiciones como Forever and ever, Velvet mornings, Goodbye my love, goodbye o Because, temas que contaron con sus respectivas traslaciones al español, en títulos tan recordados como Para siempre, Mañanas de terciopelo, Adiós mi amor, adiós o Morir al lado de mi amor.
Canciones que contribuyeron a que Demis Roussos fuera conocido prácticamente en todas partes, incluyendo España, donde siempre contó con el favor del público. Pero seguidamente, otros logros los encontramos en los trabajos compuestos y producidos por su amigo Vangelis, y que fueron Magic (1977), Demis (1982; del que hubo edición cantada en español) y Reflection (1984), este último tomando como referencia algunos de los estándares más celebrados de la música popular, como When a man loves a woman, As time goes by o Love me tender, pasados por el particular y distinguible filtro sonoro del autor de L’apocalypse des animaux (1973).
A esta segunda etapa -que solo un desconocedor puede calificar de “improductiva”, tal y como he llegado a leer-, y dejando al margen una serie de “depresiones clínicas”, pertenecen trabajos tan estimables como Man of the World (1980), Attitudes (1982, nuevo acercamiento a la música electrónica de la mano de Kristian Schultze, 1945-2011), Senza tempo (1985), Greater Love (1986), Le Grec (1987), Time (1988) y Voice and Vision (1989), además del preceptivo y bienvenido álbum navideño, Come all ye faithful (1987).
Si lamentables son los lugares comunes que se contagian de página en página -nada nuevo por otra parte-, ello tiene fácil remedio entresacando varios videos musicales de esta segunda etapa para compartir con los seguidores de nuestro blog.
El primero bien puede ser el mítico tema de Vangelis, Chariots of fire, convertido en Race to the end, y perteneciente al álbum Demis, más el impresionante Because de Magic, pero del que ofrecemos la posterior versión de 1982, y finalmente, los videos oficiales de Mensajes de amor (Grafitis) y Petille fille, del excelente trabajo Voice and Vision, que demuestran la vitalidad de Demis Roussos durante la década de los ochenta, un periodo fundamental en su carrera.
Escrito por Javier C. Aguilera
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Hola :) La verdad que por el nombre no sabía quien era, soy algo inculto la verdad a veces, pero me he puesto la primera canción y por supuesto que lo conocía :) No sabía que era un cantante tan famoso y tantas cosas sobre él. Me ha gustado la entrada, un saludo^^
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