La Noche de Todos los Santos está próxima. Es el momento del año en que mejor se perciben silbidos misteriosos, lamentos nocturnos y pasos en la nieve, y se nos invita a rememorar a quienes se fueron, aunque no se hayan marchado; a ponerse a bien con los espíritus y transformarse ¡o transformar a los demás! Al menos, para Hugh Walpole (1884-1941; no confundir con Horace).
Este autor neozelandés, residente en Inglaterra y distinguido con el título de Sir, aunque apenas conocido en España, alberga algunos datos de interés en su biografía, como el hecho de que rescatara de forma heroica a un herido durante un incendio, o coleccionara con ahínco manuscritos y libros raros, llegando a adquirir un considerable número de ejemplares. Escribió multitud de relatos de suspense y terror, adscritos a la literatura fantástica con resabios de la gótica. El estupendo volumen recopilatorio que esta noche les presento, La Noche de Todos los Santos (All Soul’s Night, 1933; Valdemar-Club Diógenes, 2004), contiene algunos de los más celebrados, y son perfectos para una buena mala Noche de Difuntos.
Comenzando por el primero, El silbido (The Whistle) nos narra la profunda relación que se establece entre un cánido y el chófer de un matrimonio de alcurnia. Ambos se relacionan por medio de un extraño silbido, en la que es la única relación plena en la vida de este hombre.
A continuación, la sumisión de una mujer madura de débil carácter articula La máscara de plata (The Silver Mask). Esta característica tiene su raíz en la necesidad del personaje de ser amado. Para su desgracia, topa con un jovenzuelo manipulador, que traslada su perfidia a los allegados. El terror que se expone en La máscara de plata afecta a los cambios de situación y los trastornos de carácter; es el miedo a no saber hacer frente a los peligros más reales, sean psicológicos o materiales.
Los sentimientos y avatares de los ocupantes de una antigua mansión, sita en la campiña inglesa, pero vistos a través de la propia casa y sus enseres, anima La escalera (The Staircase). Es como si muebles, cortinas, sillas, puertas o cuadros, además de la propia estructura que los contiene, en efecto estuvieran vivos y fueran capaces de captar las cuitas y demás emociones del resto de inquilinos humanos. De hecho, hasta impedirán, en este extraordinario relato, que una tragedia familiar llegue a consumarse.
Un clavel para un anciano (A Carnation for an Old Man) es un hermoso cuento, en el que un viejo caballero inglés de visita en Sevilla, junto a su hermana y una amiga, logra liberarse de las ataduras y convenciones de su existencia, sintiéndose vivo por primera vez en su vida al contemplar el retrato de una santa en el interior de la catedral. Esta plenitud le acompañará el resto de sus días, después de haber establecido un diálogo muy personal con la retratada.
También Tarnhelm, o la muerte de mi tío Robert (Tarnhelm, or the Dead of My Uncle Robert) es otro magnífico cuento, en el que un niño pasa cierto tiempo en casa de sus tíos, en Cumberland (Inglaterra). Aquí, interviene un amuleto en forma de gorrito gris, con la facultad de convertir a su portador en un animal maligno (un perro grotesco y amarillento, en este caso), sin que, por otra parte, se nos proporcionen más explicaciones acerca del por qué o su procedencia (lo cual incrementa la sensación de desvalimiento y profundo misterio). Sobresale por su elaborada atmósfera y el dibujo de todas las personalidades; sobre todo, la del joven narrador.
El señor Oddy (Mr. Oddy) es, asimismo, una bella narración, en la que un joven de carácter romántico, envuelto en un mundo en constante cambio, entabla amistad con un señor mayor, que se muestra comprensivo hacia él, sin que el joven Tommy, que así se llama, tenga conocimiento de quién se trata… salvo al final, cuando es invitado a la casa de este.
Delicioso es Macabro marino, una experiencia fugaz (Seashore Macabre), relato corto sobre los recuerdos infantiles y la primera experiencia frente a la muerte de un anciano marino. Como en el resto de las historias, cobra señera importancia el retrato de la personalidad de quien la narra y los comentarios que se desgranan.
En Lila (Lilac), Hugh Walpole nos hace partícipes de la necesidad de afecto, estabilidad y relación entre los seres humanos, centrándose en la figura de un marchante de arte no excesivamente agraciado, que espera la contestación por carta de la joven a la que ama. Cualquier detalle cotidiano o encuentro casual, lo impregna este personaje de sentida esperanza o de desazón.
Por otra parte, tratando de ayudar a una anciana, una turista de Cornualles (Inglaterra) logra indirectamente que todo el poder que esta posee, basado en las antiguas creencias y ritos, desaparezca, tomando el control de la familia la hija de La vieja Talland (The Oldest Talland).
Pensemos ahora que, si el amor es lo bastante fuerte, la muerte no puede destruirlo jamás. Es la premisa trascendental, además de argumental, de El pequeño fantasma (The Little Ghost). Consternado por la reciente pérdida de un amigo, un periodista pasa unos días de descanso, como invitado en una antigua casona del siglo XVIII, siendo testigo de la aparición del fantasma de una niña. Empero, este hecho traumático le producirá una catarsis que le hará recobrar su vitalidad y alegría de vivir. La historia, la ambientación y la narración son soberbias.
Seguimos. La venganza del espectro de una mujer asesinada por su marido, siendo testigo de ello un crítico de arte invitado a la casa, es el tema para otra magnífica ambientación y narración en La señora Lunt (Mrs. Lunt).
Un nuevo relato en el que una persona (mujer en esta ocasión), se ve atrapada por la rutina de un matrimonio que ya no funciona, es la base argumental de Conmovedor pero auténtico (Sentimental But True). El personaje encuentra refugio en un animal de compañía, un perro abandonado, en un pueblecito costero de Cornualles. Es este un relato sobre las falsas apariencias y la soledad, en turbadora y emotiva armonía con El silbido.
Retrato en sombras (Portrait in Shadow) es una narración en flashback. Durante una feliz estancia en el norte de España, dos ingleses, sobrino y tía, entablan relación con un hombre apuesto, poseedor de un inquietante retrato antiguo, a través del cual, el joven proyectará sus sentimientos y dudas respecto al presente. El hombre pretende a la mujer, pero el joven investiga y advierte de los peligros de tal compromiso. Pese a todo, al final prevalece una sólida duda. ¿Habría llegado a buen término dicho enlace… o no?
La venganza de un espectro femenino, dirigida a la segunda mujer del marido, es el tema de La nieve (The Snow). Pero Hugh Walpole lo emplea para darle la vuelta, ya que la nueva esposa ha presentido esta amenaza cada vez que humillaba y maltrataba al esposo; en concreto, el día antes de Navidad.
El vaso de rubí (The Ruby Glass) es el relato encantadoramente pasional y afectivo de un niño de ocho años de edad, que carga con la culpa de haber roto un valioso recipiente adornado con la citada piedra preciosa. Él no ha sido el responsable, pero hallará el modo de reconfortarse a la mayor brevedad.
Por último, Crepúsculo español (Spanish Dusk) incide de nuevo en ese tono bellamente interiorizado, antes expuesto. Un joven inglés se enamora, por primera vez en la vida, de una hermosa dama, en lo que podemos considerar un viaje de iniciación por España. Sin embargo, y como colofón a este excelente compendio de relatos, nos hemos de preguntar, ¿qué ocurre cuando el amor no es correspondido y tampoco se puede olvidar?
Escrito por Javier Comino Aguilera
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