Hablamos de marketing viral como un conjunto de técnicas que hacen uso de medios en Internet tales como las redes sociales o páginas webs para lograr aumentar las ventas de productos, servicios o el posicionamiento de una marca gracias a la propagación de su mensaje entre los espectadores interesados. Hoy en día es lo más parecido a lo que se conoce como la propagación tradicional de boca en boca, pero haciendo uso de los medios electrónicos, siendo posible llegar a una gran cantidad de personas rápidamente.
Gracias al uso de Internet es posible crear y manejar campañas virales que resulten mucho más económicas y efectivas que las campañas manejadas a través de otros medios tradicionales, como es el caso de las últimas semanas del reto Ice Bucket, un desafío que consiste en echarse encima un cubo de agua helada para reivindicar el apoyo para la enfermedad de ELA (esclerosis lateral amiotrófica). No sólo se queda en la mera anécdota, sino que la asociación que apoya dicha enfermedad ha multiplicado las donaciones aportadas en apenas dos semanas. A continuación os dejamos un ejemplo del mismo, realizado por el cómico Germán Garmendia.
No existe una fórmula exacta para determinar el éxito de un viral, aunque últimamente no son pocos los que juegan con los parámetros para conseguir una ecuación perfecta. Lo primero, y fundamental, es el aspecto emocional. Las emociones son las que hacen que el consumidor visione un vídeo y le incite a compartirlo con los demás. Ocurre, por ejemplo, con los vídeos promocionales que se suben a YouTube y acaban siendo compartidos de forma masiva, independientemente de su intención original. O el caso de los vídeos de Dumb ways to die, que despertaban ternura y risa al mismo tiempo. También destacamos en esta entrada el vídeo viral de un niño que contaba su experiencia en el dentista, adormilado por los efectos de la anestesia, despertando así nuestra empatía y ternura. Por una parte, existía publicidad y por otra no, pero ambos ejemplos consiguieron miles de reproducciones y quedarse en la memoria de los espectadores.
Además de sentir emociones, los usuarios también buscan cosas que le sorprendan, no el mismo contenido que solape una publicidad encubierta. El azar también puede ayudar mucho y es lo que hace que muchos vídeos, en general, se conviertan en virales. No es posible hacer un vídeo y esperar que triunfe él solo, es necesario estudiar a la audiencia, hacer un trabajo en equipo y saber jugar con los elementos que se posee. Por ejemplo, Mekanism, compañía estadounidense que se dedica a lanzar virales, elige categorías en las que sea más fácil colarse en las listas de los más vistos, como pueden ser mascotas o anécdotas humorísticas.
Como vemos, un viral hace que el mensaje se multiplique por cifras estratosféricas, que consiga un eco que ninguna otra campaña de marketing hubiera podido conseguir y que lo ofrecido quede en la mente del consumidor. Pero hacer que un vídeo corporativo o que un simple anuncio se convierta en un viral no es sencillo. ¿Qué debe hacer una marca para lograrlo? ¿Cuál sería su secreto? Es un misterio para cualquier empresa, ya que el secreto está en el interés que cada uno de nosotros mostremos por esos contenidos.
Escrito por Mariela B. Ortega
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