Retrato de Garcilaso publicado en El Semanario Pintoresco Español, 1842 |
Debido a su repentina muerte, su producción literaria se reduce a unos cuantos poemas castellanos, una epístola, dos elegías, cinco canciones, cuarenta sonetos y tres églogas. Esta obra poética se incluye en una edición conjunta con las obras completas de su amigo Boscán después de la muerte de ambos poetas, en 1543. Debido al éxito de los poemas de Garcilaso, tendrá una edición en solitario en 1569. Y años después, el poeta sería tratado como un clásico más al tener ediciones comentadas por personas como Sánchez Brozas, conocido como el Brocense, y Fernando de Herrera; este último realiza un estudio profundo de las fuentes y realiza una crítica literaria donde llega a modificar poemas para mejorarlos, con éxito en ocasiones.
Toledo, ciudad de Garcilaso. Fotografía tomada de Imperio Romano |
Sus sonetos son muy conocidos, aunque su mejor poema es la Égloga III, donde desarrolla todos sus temas frecuentes. El poema está estructurado en octavas reales, es decir, en estrofas de ocho versos endecasílabos con rima ABABABCC creada por Boccaccio e introducida a España por Garcilaso y su amigo Boscán. El desarrollo de la égloga sucede en un día en el que cuatro ninfas pasan la jornada cerca de Toledo, descrita de forma muy realista por Garcilaso. El poema es un écfrasis, es decir, habla sobre otro arte de forma detallada, en este caso se desarrollan las historias de los tapices que están preparando las ninfas, especialmente a través de las sensaciones que transmiten los colores, siendo el rojo representativo de la pasión y la violencia contra el verde de la naturaleza tranquila, por ejemplo. Estos relatos son historias trágicas de amor, las tres primeras pertenecen a la mitología clásica y han sido recurrentes en otras obras del autor, en este poema les dedica a cada una dos estrofas:
Orfeo y Eurídice (1796), de Camille Corot |
- Orfeo y Eurídice: esta historia de amor aparece en varios poemas de Garcilaso, debido en cierta forma a Orfeo, quien representa la perfección poética en la mitología y que supuso para el poeta español el referente con el que se comparaba, mostrándose en primer lugar inferior a él y después igualándose con este poema. Orfeo viaja al infierno en busca de Eurídice, su mujer, quien había fallecido. Logra llegar a ella gracias a su habilidad Este poeta viaja hasta el infierno en busca de su amada fallecida, la ninfa Eurídice. Superando los obstáculos del inframundo, fue el único que llegó a provocar las lágrimas de los tormentos y la pena de Hades y Perséfone, quienes permitieron que se marchara junto a Eurídice con la condición de que no volviera la vista atrás hasta que los rayos de sol bañaran a su esposa. Lamentablemente, justo en la salida del inframundo, Orfeo se giró antes de tiempo y Eurídice se desvaneció en el aire para la eternidad.
- Apolo y Dafne: otra historia de amor que se repite en la poesía de Garcilaso y que podemos ver en el Soneto XIII. En este caso, Apolo, quien se había mostrado arrogante con Eros, recibe una flecha de amor que provoca que se enamore de la ninfa Dafne, quien recibió una flecha de plomo para que rechazara al dios que comienza a perseguirla. Asustada, la ninfa huye y pide ayuda a su padre, el río Peneo, quien decidió convertirla en laurel. Apolo, apenado por la transformación, llora y riega así el árbol en que se ha convertido su amada.
- Venus y Adonis: esta historia, menos conocida, nos sitúa en una cacería donde Adonis es herido de muerte por un jabalí, lo que provoca el dolor de Venus, quien estaba prendada por el joven cazador.
Venus lamentando la muerte de Adonis, de Benjamin West |
- Nemoroso y Elisa: la última historia no pertenece a la mitología, sino a la Égloga I del propio poeta. Nemoroso es un pastor que sufre por la muerte de su amada Elisa; el pastor representa a Garcilaso y Elisa sería el nombre que usa para sustituir a Isabel Freyre, mujer de la que se enamoró para su pesar, pues se trataba de una relación imposible al estar casados con otras personas. Isabel había fallecido de parto, provocando también el dolor del poeta como el del pastor. Incluyendo esta historia al mismo nivel que las mitológicas, Garcilaso eleva su historia también, por lo que también se iguala a Orfeo. Esta última historia se desarrolla junto a una descripción del río Tajo y un epitafio dedicado a Elisa, donde también se nombra a otro amante de la ninfa.
Portada de una edición de 1622 |
En la hermosa tela se veían
entretejidas las silvestres diosas
salir de la espesura, y que venían
todas a la ribera presurosas,
en el semblante tristes, y traían
cestillos blancos de purpúreas rosas,
las cuales esparciendo derramaban
sobre una ninfa muerta, que lloraban,
Todas con el cabello desparcido
lloraban una ninfa delicada,
cuya vida mostraba que había sido
antes de tiempo y casi en flor cortada.
Cerca del agua en el lugar florido,
estaba entre las hierbas degollada,
cual queda el blanco cisne cuando pierde
la dulce vida entre la hierba verde.
entretejidas las silvestres diosas
salir de la espesura, y que venían
todas a la ribera presurosas,
en el semblante tristes, y traían
cestillos blancos de purpúreas rosas,
las cuales esparciendo derramaban
sobre una ninfa muerta, que lloraban,
Todas con el cabello desparcido
lloraban una ninfa delicada,
cuya vida mostraba que había sido
antes de tiempo y casi en flor cortada.
Cerca del agua en el lugar florido,
estaba entre las hierbas degollada,
cual queda el blanco cisne cuando pierde
la dulce vida entre la hierba verde.
Fragmento de la Égloga III, corresponde a la historia de Nemoroso y Elisa
La trascendencia de Garcilaso es clara en la literatura posterior y, como señalamos antes, nunca ha dejado de ser el príncipe de los poetas.
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