Argo, de Ben Affleck

04 septiembre, 2020

| | |

El cine nos puede salvar el día. Y en algunos casos, quizás incluso la vida. De forma literal si nos adentramos en el argumento, basado en hechos reales, de Argo (2012). En una de esas tantas trifulcas internacionales en que el gobierno de Estados Unidos se ha visto envuelta a lo largo de su existencia, su embajada en Irán es ocupada por los seguidores del ayatolá Joemini como una forma de presionar al país norteamericano para lograr la extradición del Sha de Persia. En plena tensión entre Irán y Estados Unidos, seis diplomáticos logran refugiarse en la casa del embajador de Canadá, mientras el resto de componentes de la embajada eran apresados y torturados. Como refleja la película, en Estados Unidos se reclama la devolución de sus rehenes mientras la CIA intenta organizar un rescate contrarreloj de los seis diplomáticos, antes de que sean descubiertos y secuestrados por los iraníes.


Sin duda, Argo tiene varios elementos positivos y bien traídos. Por ejemplo, tras un prólogo en que mediante dibujos e imágenes de archivo se nos narra en off  todo el relato relativo a las tensiones entre Irán y Estados Unidos por la tiranía del Sha y el posterior levantamiento de los chiitas, queda bien reflejada la tensión que se vive en la embajada estadounidense momentos antes de su ocupación por los seguidores de Joemini. La película no volverá a detenerse en explicar más sobre el asunto, pero deja un matiz claro que se marca en toda la obra: no es del todo favorable a Estados Unidos, sino que en ocasiones llega a ser crítica. Incluso paródica consigo misma. Este elemento cómico acaba por destacar como uno de sus grandes aciertos, aunque acabe diluyéndose en el último tercio.


Con esto nos referimos a la representación de una CIA atada por la burocracia y liderada por patanes  políticos incapaces de valorar opciones realmente válidas. Nuestro protagonista, Tony Mendez (Ben Affleck), es un experto en la liberación de secuestrados, por lo que es invitado a valorar la situación de los diplomáticos y buscar vías para conseguir rescatarlos sin entrar en un conflicto abierto con Irán. Sin embargo, pronto acabará espantado por las ideas pioneras e ineficaces que le proponen, siendo además capaz de rebatirlas con argumentos sólidos. Curiosamente, estamos ante un tópico habitual en el cine norteamericano: el arrojo y la decisión individual es capaz de lograr más que las trabas burocráticas o que los grupos liderados por ineptos. En efecto, Tony acaba teniendo una idea que aparenta ser igualmente ridícula, pero a la que logra dar entidad por su buena mano y por sus contactos en el mundo de Hollywood: fingirán hacer una película de ciencia ficción ambientada en Irán, haciendo pasar a los seis diplomáticos por miembros del equipo de rodaje.



El paseo de Tony Mendez por el universo de Hollywood sirve a su vez para mostrar los trasiegos internos del mundo de las estrellas, siendo capaz a través de un afamado maquillador, John Chambers (John Goodman), y un estupendo -y falso- productor de cine, Lester Siegel (Alan Arkin), de montar la fachada de una película titulada Argo, con tal de que sea creíble para la industria cinematográfica tanto como para el gobierno iraní. La relación entre los tres personajes es de lo más destacable de la película, porque reúne no solo una crítica autoconsciente de los entresijos de Hollywood y del mundo de las apariencias que reina en la industria cinematográfica, sino también un logrado entendimiento entre los tres para evitar mayor dolor en la sociedad. Rescatar a seis personas no salvará el mundo, pero sí supondrá salvar seis vidas y dar esperanza a otros. Es reseñable la forma en que Lester acepta colaborar en el plan, mostrando honestidad por debajo de su excentricidad, tan solo con una larga mirada hacia el televisor donde, cómo no, no dejan de aparecer dramáticas escenas sobre el conflicto iraní y los rehenes estadounidenses.


Sin duda, el montaje de la falsa película es de lo mejor de Argo. Después, cae en una excesiva repetición y en cierta impersonalidad. Lo cierto es que aunque Tony sigue adelante contra viento y marea, la operación de rescate resulta anodina. Para empezar, apenas se crea una conexión emocional con los personajes refugiados, son solo perfiles intercambiables, de los que apenas nos han legado alguna frase suelta. Solo se refuerza una y otra vez la tensión y el miedo en los que viven y una continua desconfianza en que las cosas salgan bien. Es cierto que la película se esfuerza en ofrecernos múltiples momentos en que parece que vamos a contemplar un anticlímax, pero estamos ante una historia épica, ante un agente que va a demostrar su valía y tanto es así que al final acabamos por resultar poco creíble. Los personajes pasan de ser reticentes a la operación a dar lo mejor de ellos para lograr su cometido en pocas escenas y la secuencia final en la que se produce una persecución roza el ridículo, por la cantidad de casualidades que se ofrecen para llegar a ese punto. 



Pese a estos defectos, está bien rodada y ejecutada. Pero es fría. Demasiado fría. Los conflictos emocionales no calan ni se desarrollan. Ni la pobre relación con su hijo en el caso de Tony Mendez ni las tenues relaciones entre los seis diplomáticos. Sus puntos fuertes son las pruebas que debe atravesar el falso equipo de rodaje, que están imbuidas de una tensión impresionante lograda gracias al montaje y a unos planos donde se juega bien con el movimiento de cámara, aunque en ocasiones llegue a ser algo mareante. Y su carácter cómico -esperamos que intencionado-, tanto en la creación de la falsa película como en el ácido retrato del mundo de Hollywood. Incluso podemos mencionar también el homenaje de ese cine B de ciencia ficción que sirve de inspiración al Argo de la película. Por último, cabe destacar también la capacidad para retratar un escenario en el que Estados Unidos no sale bien parada, ni por sus representantes políticos ni por sus acciones, aunque como resulta obvio también se subraya la fiereza y el desprecio de un mundo islámico radicalizado y cruel, como se encarga de subrayar Affleck a través del retrato social que hace de Irán y de su ejército.


En definitiva, Argo es una obra con una doble vertiente. La primera, en tanto thriller, se disuelve por la falta de impacto emocional, no logra dar un desarrollo a sus personajes que nos permita alguna catarsis con los mismo, aunque sí nos regala secuencias de alta tensión sin necesidad de tiroteos ni persecuciones. La segunda es más entretenida, es más crítica y consigue funcionar bastante bien, aunque no fuera su objetivo principal. Es esa comedia ácida y divertida sobre Hollywood y el mundo burocrático estadounidense. Sorprende, por tanto, por este último factor y logra al menos mantenernos  atentos hasta el final. Aún así, no creo que sea una obra que vaya a dejar huella porque aunque contiene en sí misma varias lineas sugerentes y no tan habituales, no llega a explotarlas del todo y acaba siendo una mezcolanza de géneros entretenida y bien llevada, pero que sobrevuela los auténticos conflictos. 



0 comentarios :

Publicar un comentario

¡Hola! Si te gusta el tema del que estamos hablando en esta entrada, ¡no dudes en comentar! Estamos abiertos a que compartas tu opinión con nosotros :)

Recuerda ser respetuoso y no realizar spam. Lee nuestras políticas para más información.

Lo más visto esta semana

Aviso Legal

Licencia Creative Commons

Baúl de Castillo por Baúl del Castillo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

Nuestros contenidos son, a excepción de las citas, propiedad de los autores que colaboran en este blog. De esta forma, tanto los textos como el diseño alterado de la plantilla original y las secciones originales creadas por nuestros colaboradores son también propiedad de esta entidad bajo una licencia Creative Commons BY-NC-ND, salvo que en el artículo en cuestión se mencione lo contrario. Así pues, cualquiera de nuestros textos puede ser reproducido en otros medios siempre y cuando cuente con nuestra autorización y se cite a la fuente original (este blog) así como al autor correspondiente, y que su uso no sea comercial.

Dispuesta nuestra licencia de esta forma, recordamos que cualquier vulneración de estas reglas supondrá una infracción en nuestra propiedad intelectual y nos facultará para poder realizar acciones legales.

Por otra parte, nuestras imágenes son, en su mayoría, extraídas de Google y otras plataformas de distribución de imágenes. Entendemos que algunas de ellas puedan estar sujetas a derechos de autor, por lo que rogamos que se pongan en contacto con nosotros en caso de que fuera necesario retirarla. De la misma forma, siempre que sea posible encontrar el nombre del autor original de la imagen, será mencionado como nota a pie de fotografía. En otros casos, se señalará que las fotos pertenecen a nuestro equipo y su uso queda acogido a la licencia anteriormente mencionada.

Safe Creative #1210020061717