Cartel del film |
Este argumento viene de la mano de un director que ha ganado su popularidad ligado a uno de los superhéroes más populares de la compañía DC, hablamos de Batman y la trilogía que realizó Christopher Nolan sobre el personaje, que recuperaron al personaje tras las últimas y nefastas adaptaciones que se habían realizado a mediados de los noventa. Sin embargo, más allá del murciélago y de su actual relación como productor con El hombre de acero (Man of Steel, Zack Snyder, 2013), no es la primera ocasión en que Nolan se adentra en el mundo de los sueños y los thrillers, como dan buena cuenta su segunda película, Memento (2000), y la tercera, Insomnia (2002).
El planteamiento alrededor de los sueños es bastante interesante, logrando una buena mezcla entre la trama y la ciencia ficción, aunque el metraje resulta excesivo, con momentos que alargan las escenas de acción y un continuo uso de la cámara lenta para aumentar la tensión según avanza el film, acompasado por una partitura de Zimmer que se puede volver repetitiva para esos momentos de la película. Además, el inicio, con esa escena in media res, era innecesario. Por otra parte, tampoco se profundiza demasiado en los personajes, a excepción del protagonista, cuya historia va en relación con lo que sucede en el caso concreto.
Leonardo DiCaprio mantiene bien al personaje en una actuación que bien podría recordar al Roger Ferris que interpretó en Red de mentiras (Body of lies, Ridley Scott, 2008) o su papel en Shutter Island, film del mismo año que este, dirigido por Scorcese. Junto a él, Gordon-Levitt y Tom Hardy tienen papeles más estereotipados, pese a su buen hacer interpretativo. Ellen Page, por su parte, logra brillar con su personaje, Ariadne, siendo quizás uno de los personajes más trabajados del film, pese a que todo su potencial está supeditado a las conversaciones con DiCaprio.
Leonardo DiCaprio mantiene bien al personaje en una actuación que bien podría recordar al Roger Ferris que interpretó en Red de mentiras (Body of lies, Ridley Scott, 2008) o su papel en Shutter Island, film del mismo año que este, dirigido por Scorcese. Junto a él, Gordon-Levitt y Tom Hardy tienen papeles más estereotipados, pese a su buen hacer interpretativo. Ellen Page, por su parte, logra brillar con su personaje, Ariadne, siendo quizás uno de los personajes más trabajados del film, pese a que todo su potencial está supeditado a las conversaciones con DiCaprio.
Peor suerte tienen Ken Watanabe o Michael Caine, el primero por un personaje poco agradecido y el segundo por realizar más un cameo que una verdadera participación en el film, incluso con menor aparición que en la más reciente Ahora me ves... (2013). Marion Cotillard tiene un personaje con fuerza y determinación, convirtiéndose en la pieza clave del pasado de Cobb con su interpretación de Mal, mientras que Cillian Murphy es prácticamente un extra dentro de la lógica de la película.
Sin duda, Nolan realiza una película muy aceptable, con unos efectos visuales típicos ya en nuestra actualidad, pero que nos siguen sorprendiendo. Abusa, seguramente, de la cámara lenta, y emplea también en exceso los mismos recursos para mantener o aumentar la tensión, pudiendo cansar al espectador más que estremecerlo. Por lo demás, deja un inmerecido final paranoico para una película que podría haber sido más redonda, mejor realizada gracias a un planteamiento atractivo y unos personajes que contaban con cierto carisma, igual que los actores con los que contaba.
En definitiva, una película muy entretenida, a la que le sobran minutos y tensión innecesaria, acompasada por unas actuaciones buenas dentro de unos personajes un tanto planos, a excepción de DiCaprio y su interpretación de Dom Cobb, un sufrido hombre mitad espía, mitad padre arrepentido, que realza el factor humano más allá, después de todo, de toda esa fotografía espectacular que nos proporcionan los sueños de Nolan.
Sin duda, Nolan realiza una película muy aceptable, con unos efectos visuales típicos ya en nuestra actualidad, pero que nos siguen sorprendiendo. Abusa, seguramente, de la cámara lenta, y emplea también en exceso los mismos recursos para mantener o aumentar la tensión, pudiendo cansar al espectador más que estremecerlo. Por lo demás, deja un inmerecido final paranoico para una película que podría haber sido más redonda, mejor realizada gracias a un planteamiento atractivo y unos personajes que contaban con cierto carisma, igual que los actores con los que contaba.
En definitiva, una película muy entretenida, a la que le sobran minutos y tensión innecesaria, acompasada por unas actuaciones buenas dentro de unos personajes un tanto planos, a excepción de DiCaprio y su interpretación de Dom Cobb, un sufrido hombre mitad espía, mitad padre arrepentido, que realza el factor humano más allá, después de todo, de toda esa fotografía espectacular que nos proporcionan los sueños de Nolan.
Escrito por Luis J. del Castillo
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