Regreso al futuro II, de Robert Zemeckis

19 noviembre, 2013

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Nos encontramos ante la segunda parte de una de las sagas más memorables que se ha hecho en el cine. Regreso al futuro II (Back to the future II, 1989) es una ampliación de su antecesora, con numerosos guiños a la misma pero, a su vez, llena de matices nuevos que no hacen más que ir despejando dudas y agregando muchas más, con más humor, acción y entretenimiento, demostrando que aquello de segundas partes nunca fueron buenas no siempre se cumple. 


Marty McFly (Michael J. Fox) y Doc (Christopher Lloyd), quienes apenas se han recuperado de su primera aventura a través del tiempo, se lanzan a una travesía por el espacio y el tiempo gracias (o por culpa) al alocado doctor, con intención de arreglar unos incidentes de los hijos de Marty. Pero en este viaje, su intento de arreglar el futuro en el año 2015 genera una caótica y paralela realidad en el año 1985 en Hill Valley, donde Biff Tannen es rico, poderoso e, incluso, padre de Marty. Ahora, su única posibilidad de arreglar el presente es regresar a 1955, año en el que tuvo lugar su anterior aventura temporal y en el que tendrán que tener mucho cuidado para no encontrarse con ellos mismos en esa época. Sin duda, han conseguido rizar el rizo en cuanto a los viajes en el tiempo se refiere.

En esta segunda entrega de la saga se deben tener en cuenta cada uno de los detalles que van apareciendo, ya que con el transcurso de la película se irán hilando y entremezclando hasta llegar al culmen del largometraje y de los preliminares de su siguiente entrega. Además, en esta ocasión es cuando Marty y Doc harán más viajes en el tiempo con sus respectivas historias, debido en parte a los sucesivos problemas que deben solucionar en cada uno de ellos; así, viajaremos al futuro, volveremos al presente y regresaremos al pasado en menos de dos horas de cinta.


El comienzo, como todo buen inicio, se sitúa en el presente, siendo, curiosamente, enlazado con el final de la primera parte. Según cuenta su director, Robert Zemeckis, la primera película no fue diseñada para tener una secuela, pero debido al éxito taquillero que obtuvo la primera parte, se rodó la segunda e, incluso, la tercera parte. Tal es así que Robert Zemeckis comenta que el hecho de que el DeLorean volara al final de la primer parte fue solamente un gag humorístico, y fue por eso que Jennifer estaba dentro de él. Un gag que casi le cuesta muy caro, ya que en el momento de hacer la secuela tuvieron que inventar una historia que involucrara a Jennifer, algo que si se hubiese sabido de antemano no hubiese sucedido.


Biff, el villano de la película, tendrá un protagonismo inesperado y trascendental. Ya nos lo podemos imaginar tras ver su cara al ser testigo del viaje de Marty, Jennifer y Doc, con el DeLorean elevándose ante sus ojos y desapareciendo en segundos. Y es que, posteriormente, el Biff del futuro será quien descubra que viajaron en una máquina del tiempo, encontrando al DeLorean en un descuido de nuestros aventureros, dándose cuenta de que tiene el poder de destruir a los McFly en la palma de su mano. Y ahí estará el centro de la trama de la película, cuyas aventuras y desventuras girarán entorno a ese momento. Una escena que merece citarse es la de Biff persiguiendo a Marty con su automóvil, el cual vuelve a chocar con un camión de estiércol, otro guiño a la primera parte, en la que también chocó con uno.

Otro de los detalles que merecen nuestra atención es el aspecto futurizado de la ciudad Hill Valley cuando nuestros protagonistas viajan al 2015. Sin duda, es una mezcla curiosa de avances tecnológicos con aspectos y estética sesenteros. Como hoy en día diríamos, una sucesión de efectos vintage. Actualmente nos encontramos a dos años de ese viaje temporal y, ciertamente, encontramos elementos que ya vaticinaron en 1989, año del estreno de la película. Nos mostró una mirada extraña y lejana sobre como veríamos la televisión en el futuro, en la que podrían verse varios canales al mismo tiempo. La publicidad estaba omnipresente, con innumerables muestras de ambient marketing, propagandas en pantallas gigantes o trailers en 3D de los próximos estrenos cinematográficos.


También, los videojuegos avanzan sin cesar, llegando hasta nuestros días el poder jugar sin necesidad de un mando o un accesorio, simplemente con nuestros movimientos, como ya adelantaba una escena de la película (en la que sería el debut de Elijah Wood, protagonista de la también trilogía El Señor de los Anillos). Gafas virtuales, videoconferencias o el auge de la cirugía estética son otros de los numerosos elementos que predijeron en la película y acabaron acertando, ya que los podemos situar incluso antes del año 2015. Como curiosidad, el periódico futurista de la película, el USA Today habla de un deporte llamado Slamball, que aún no existía en 1985, pero que en la realidad acabaría surgiendo en Estados Unidos en el año 2002, mezclando basketball y trampolines. Además, tiene similitud con películas como Fahrenheit 451 (1953), que muestra el mismo sistema televisivo, y con 2001, una Odisea en el Espacio (2001, A Space Oddysey, 1968) con respecto a la casa inteligente. Casualidad... o no.

Escena en la que aparece por primera vez Elijah Wood
Tras un sinfín de dichas y desdichas con Biff, el DeLorean, con los viajes temporales e, incluso, con ellos mismos, consiguen arreglar su futuro; o, al menos, en apariencia. Marty y Doc se disponen a volver a 1985 y, cuando parece que ahí acabaría la historia, un rayo impacta en el DeLorean mientras está en el aire, desapareciendo sin más. Marty se queda atrapado en 1955, pero en ese momento recibe una carta del Doc de hace 75 años. Para regresar al presente sólo tiene una salida: encontrar al Doc de 1955 para viajar a 1885, iniciándose así el camino a la tercera y (por ahora, nunca se sabe) última entrega de la saga.


Escrito por Mariela B. Ortega


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